El “tejo de oro” que se exhibe en el Museo Nacional de Antropología (MNA), efectivamente corresponde a uno de los episodios de la Conquista, cuando se hundió hace 500 años en los canales de México-Tenochtitlan durante la huida emprendida por Hernán Cortés y sus huestes, el 30 de junio de 1520.
- El director del Proyecto Templo Mayor (PTM), Leonardo López Luján, explicó que pese a la ubicación del hallazgo el 13 de marzo de 1981, al norte de la Alameda Central, en correspondencia a la ruta de la célebre fuga, las características de la barra metálica coincidían con exactitud a las referidas en fuentes históricas, por lo que se realizaron nuevos estudios con tecnología de punta para autentificarla.
En el número más reciente de la revista Arqueología Mexicana, el investigador expone a profundidad que con la colaboración del doctor José Luis Ruvalcaba, del Instituto de Física (IF) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se utilizó el equipo portátil bautizado como “Sandra”, dotado con Fluorescencia de Rayos X (XRF), con la cual se efectuaron 23 lecturas en el lingote.
- Al comparar los valores con los consignados en la gráfica de zonas geográficas mesoamericanas de uso, se percataron que el lingote se sitúa dentro del grupo de piezas recuperadas por el Proyecto Templo Mayor, y se localiza en la región ocupada por las piezas más tardías, las de la etapa VI (1486-1502 d.C.), tras lo cual se determinó que el lingote de 1.930 kilogramos fue fundido entre 1519 y 1520 d.C.
López Luján resaltó que este lingote es una pieza “clave” en el rompecabezas de ese suceso histórico, pues coincide con la descripción que Bernal Díaz del Castillo hizo de los “tejos de oro” que se obtuvieron de la fundición del “Tesoro de los antepasados de Moctezuma”: “Los tejos medían tres dedos de ancho, equivalente a 5.4 cm, y aunque no lo crean, eso mide el lingote hallado en 1981”.
Otras de las conclusiones a las que se han llegado es que la pieza fue elaborada entre noviembre de 1519 y junio de 1520 por los “plateros” de Moctezuma que residían en Azcapotzalco, bajo la supervisión y los estándares de los conquistadores españoles, y que se confeccionó en las Casas Viejas de Axayácatl, fundiendo “un conjunto de joyas e insignias de orfebrería mexica” a una temperatura de 950 grados centígrados./LOPEZ DORIGA DIGITAL-PUNTOporPUNTO