Los reprobables acontecimientos de Iguala y la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa del estado de Guerrero, con la visibilidad de una cadena de violencia, en que la iglesia también ha sido afectada al conocer del asesinato de un sacerdote, han motivado una movilización social de carácter nacional y anti sistémica, ya que pone al nivel más bajo la credibilidad y cuestiona profundamente a las instituciones, al orden establecido y al sistema político.
Se cuestiona el conducirse del nivel de gobierno municipal, se ve el caso pero se toma para el conjunto de municipios en todo el país, el actuar de la policía y las instancias encargadas de cuidar el orden público, el marco de derecho y la justicia; se cuestiona al sistema político en cuanto a los partidos en sus procedimientos internos, a los actores en sus conductas y a los parlamentos como espacios de política; cabe resaltar que se cuestiona a la institución nacional defensora de derechos humanos –Comisión Nacional de Derechos Humanos- que se encontró en el peor momento al señalársele incapacidad, omisión e irresponsabilidad.
En el análisis de coyuntura que tiene que ver el conjunto, debe señalarse que también se cuestionan las políticas del gobierno federal, de las políticas económicas neoliberales, de la forma y fondo de las reformas estructurales (en los seis temas principales, aunque afecta a más); a más puntualmente a temas como el tráfico de drogas, en los niveles local, estatal, federal e internacional; en el empleo en la forma más amplia y a los jóvenes en específico, el salario, y entre otros la producción en el campo.
En materia de derechos humanos, superada su crisis como organismo, aunque no de la mejor forma al designar el Senado al titular de la Comisión Nacional, deberá reconstruir la confianza y la institucionalidad de respeto derechos humanos en el país, tarea que llevara años y que deberá mostrar en los hechos, que es lo importante más que solo simular borrar la imagen de un país de barbaros donde se mata sin sentido, sin respeto a la ley y el estado de derecho.
La movilización social configura una coyuntura política que ha llevado a la destitución del presidente municipal del lugar de los hechos, entre otras personas, pero que no resuelve ya que no se encuentra a los normalistas; y la destitución del gobernador del estado.
A último momento en franco cuestionamiento a los partidos y al Partido de la Revolución Democrática, en donde tiene origen el presidente municipal y el gobernador destituido entra en una situación también difícil.
A esto, de manera urgente por el grado de la crisis, Cuauhtémoc Cárdenas hace pública una carta abierta fechada el 17 de noviembre del 2014 dirigida a los miembros del Partido de la Revolución Democrática, en primer lugar, y al Presidente, Secretario
General e integrantes del Comité Ejecutivo Nacional del PRD, la que por su importancia reproducimos.
“El Partido de la Revolución Democrática se encuentra en una grave situación de postración y agotamiento, como nunca antes había estado en su cuarto de siglo de existencia. Está a punto de disolverse, o de quedar como una simple franquicia político-electoral, subordinada a intereses ajenos a los de su amplia base, a partir de encontrarse inmerso en un ya largo proceso de pérdida de autoridad moral como institución, y de pérdida de autoridad moral de sus dirigentes; de disminución creciente de su militancia en toda la República; de perdida de presencia y de credibilidad ante la opinión pública; y de pérdida de credibilidad de las representaciones que de él han surgido, debido a desviaciones que han llevado a la imposición de prácticas sectarias y clientelares en su vida interna; de una línea política de contradicciones, corrupción e incumplimiento en el respeto a los principios estatutarios, a convocatorias emitidas y a la conducción de sus procesos electorales internos; de substitución de la capacidad de decisión de sus cuerpos colegiados de gobierno por las cúpulas burocráticas que encabezan las «corrientes»; por alianzas electorales equivocadas; y, como puntilla, por las desafortunadas y cuestionables decisiones tomadas por la dirección nacional a partir de la desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, Gro., y el asesinato de tres estudiantes de esa institución y de tres personas más, en Iguala, el pasado 26 de septiembre, crímenes en los que tuvieron indiscutible participación policías y autoridades municipales.
Así, en lo que son ya años de desviaciones y claudicaciones, que en diferentes momentos y públicamente hemos señalado varias voces partidarias, el partido se ha ido diluyendo como institución y como opción política ante la ciudadanía y la opinión pública en general.
Ante la pérdida de credibilidad de la organización, las representaciones del partido pierden fuerza como soportes efectivos de los sistemas representativos constitucionales. La arbitrariedad que ha significado la substitución de los cuerpos colegiados por acuerdos de cúpula en la toma de decisiones, ha cancelado la vigencia de las normas estatutarias y anulado la capacidad de acción de las minorías, así como su posibilidad de ejercer contrapesos.
Esta grave situación solo podrá superarse con medidas de fondo, que la modifiquen de raíz y permitan la recuperación de la credibilidad del partido en su conjunto ante la opinión pública misma y a las bases partidarias. Solo con decisiones con estos alcances, el PRD podrá entrar en una nueva ruta de crecimiento y reposicionamiento como opción política de carácter y proyección nacionales.
El Partido de la Revolución Democrática debe plantearse una profunda y efectiva reforma estatutaria, que cambie radicalmente los mecanismos partidarios de toma de decisiones. El esquema de corrientes y pesos relativos no debe seguir siendo el que prevalezca para la integración de sus cuerpos directivos ni el que dé paso a las oportunidades de participación electoral de sus militantes en procesos
constitucionales o internos. Las prácticas clientelares deben ser totalmente erradicadas, así como deben combatirse con toda energía las conductas sectarias.
Es momento, como señalo, de tomar decisiones de fondo; decisiones que deben tomar en primer lugar sus más altos cuerpos de gobierno; decisiones en las que a cualquier interés personal o de grupo se anteponga el interés del país, que requiere de partidos fuertes, verdaderamente representativos de las ideologías que postulan y que en sus prácticas internas reflejen su compromiso de qué hacer al llegar a ser gobierno o parte de cuerpos de representación ciudadana; se requiere de decisiones en las que se anteponga el interés del partido a cualquier interés individual o de grupo.
Invito, con todo respeto, a que renuncie de manera irrevocable el Comité Ejecutivo actual, encabezado por el presidente y el secretario general.
Que se integre una dirección provisional con representación real de bases regionales y de corrientes de opinión representativas de la pluralidad político-ideológica del partido.
Que esta dirección provisional emita una propuesta de trabajado ideológico y programático con el objetivo de superar la crisis múltiple por la que atraviesan la nación y el partido y ponga en marcha un programa de crecimiento y fortalecimiento de las bases ciudadano-territoriales de la organización.
Que la dirección provisional convoque a un congreso que establezca nuevas bases ideologico-programaticas y nuevos estatutos, que conduzcan a renovar los órganos nacionales, estatales y municipales de dirección, así como a tomar las medidas que permitan enfrentar en las mejores condiciones posibles las coyunturas políticas inmediatas.
Al tomar estas decisiones, el Partido de la Revolución Democrática estará constituyéndose en un factor con capacidad y autoridad moral para contribuir con efectividad a la solución de la crisis múltiple que golpea a la nación.”
Con la firma de Cuauhtémoc Cárdenas se remata también con una postdata que señala: “De aceptarse las propuestas que hago en esta carta Abierta, tengo la decisión inquebrantable de no participar en ningún cuerpo de dirección o posición directiva en el PRD y solo mantener mi militancia activa.”