Falta exactamente un año para que Estados Unidos vuelva a las urnas y tenga en sus manos qué hacer con Donald Trump, decidir si su presidencia se alarga por otros cuatro años más o si da fin a uno de los mandatos más heterodoxos y polémicos de la historia de la Casa Blanca, si no el que más.
- Después de lo ocurrido en 2016, hacer predicciones sobre qué va a pasar es deporte de alto riesgo. Y más con un contexto estadounidense tan volátil, con tantas incógnitas por resolver de ahora hasta el día de la votación, y sin tener ninguna pista sobre quién será el candidato demócrata que tendrá el encargo de intentar echar a Trump fuera de la Casa Blanca.
“La política estadounidense está muy polarizada”, reexiona David Schultz, profesor de ciencia política de la Hamline University, en un comentario compartido con EL UNIVERSAL. La división es en muchos ámbitos (sanidad, economía, política exterior), pero la más importante, para el experto, es el presidente: “Demócratas y republicanos tienen visiones muy diferentes de la actuación de Trump y las próximas elecciones de 2020 serán en cierta medida un referéndum sobre él”.
Toda elección es de hecho un referéndum al gobierno, pero esta vez se ve más como una decisión sobre si Trump fue un bache en la República estadounidense o si ha llegado para quedarse, con su nueva forma de hacer política.
Desde hace una semana, la campaña de reelección de Trump ha empezado con su ofensiva electoral, emitiendo anuncios por redes sociales y televisión en los que vanagloria al candidato/presidente con sus éxitos en la Casa Blanca, que se resumen en tres: empleos, lucha contra la inmigración y victoria frente al terrorismo. No esperaron ni un segundo en utilizar la muerte del líder de Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi, como un triunfo sobre el que erigir su gura.
- A pesar de llevar tres años en el poder, todavía apuesta por vender la imagen del disruptor de la maquinaria del poder de la capital del país dominada, según dicen, por unos demócratas que “preeren enfocarse en impeachment e investigaciones farsantes como el Rusiagate, ignorando los asuntos reales. No es míster Señor Simpático, pero a veces se necesita un Donald Trump para cambiar Washington”, concluye uno de los principales anuncios que está utilizando, reforzando la imagen de personaje heterodoxo lejos de la corrección política que ya utilizó en 2016.
No tiene el camino totalmente llano, y hasta tres republicanos se han atrevido a plantarle cara y exigirle batirse en primarias. Pero el Partido Republicano ha evolucionado tanto a un ente totalmente trumpiano que algunos estados decidieron antes de empezar saltarse todo proceso de elección previa del candidato y dar ya como vencedor al actual presidente./EL UNIVERSAL-PUNTOporPUNTO