En un día reciente en una iglesia remodelada de ladrillo en el Valle de Río Grande, un cuidador intentó calmar a un niño pequeño ofreciéndole un vaso infantil. El adulto no sabía prácticamente nada del niño de tres años, que parecía balbucear unas pocas palabras en portugués. El personal del refugio ha intentado con desesperación encontrar a su familia, llamando al consulado brasileño y buscando en Facebook.
- Cerca, varios bebés eran paseados en coche por el edificio, manejados por empleadas con camisas de color azul brillante con las letras “CHS”, siglas de Comprehensive Health Services, Inc., una compañía privada con fines de lucro contratada por el Gobierno estadounidense para retener a algunos de los niños migrantes más pequeños.
- Alojar a niños migrantes se ha convertido en un negocio floreciente para el contratista del Gobierno, con sede en Florida. Ese día había más de 50 bebés, niños pequeños y adolescentes en este refugio limpio y bien iluminado, rodeado de cercas de alambre.
Una investigación conjunta de The Associated Press y FRONTLINE ha determinado que el Gobierno de Trump ha empezado a derivar parte de los cuidados a niños migrantes, pasando de organizaciones sin fines de lucro y en su mayoría religiosas a contratistas privados con fines de lucro.
En junio, CHS tenía a su cuidado a más del 20 por ciento de los menores migrantes bajo custodia del Gobierno. Y aunque el número de menores ha bajado, el financiamiento federal a la compañía por su trabajo ha seguido llegando. Eso se debe en parte a que CHS mantiene un gran centro en Florida con dos mil trabajadores a pesar de que los últimos niños se fueron en agosto.
- Funcionarios del Gobierno indican que CHS mantiene el centro de Florida en reserva y que están centrados en la calidad de los cuidados que prestan los contratistas, no en quién obtiene beneficios por ese trabajo.
- “No es algo que me parezca un problema a nivel moral”, dijo Jonathan Hayes, director de la Oficina de Reubicación de Refugiados, dependiente del Departamento de la Oficina de Salud y Recursos Humanos. “No les pagamos más solo porque tengan ánimo de lucro”.
El ex jefe de despacho de la Casa Blanca John Kelly entró esta primavera en la junta directiva de Caliburn tras renunciar a su cargo. Kelly, que llevaba décadas trabajando para el Gobierno, se sumó al Gobierno de Trump como Secretario de Seguridad Nacional, un puesto en el que respaldó la idea de separar a los niños de sus padres en la frontera alegando que disuadiría a la gente de inmigrar o buscar asilo en Estados Unidos.
- Los críticos dicen que esto implica que ahora Kelly puede beneficiarse económicamente de una política que ayudó a instaurar./SIN EMBARGO-PUNTOporPUNTO
Reportaje completo en el Enlace: