La economía mexicana confirma señales de su menor dinamismo, de acuerdo con los resultados más recientes del Sistema de Indicadores Cíclicos del Inegi.
Este sistema refleja el estado general de la economía y está conformado por dos indicadores compuestos, denominados coincidente y adelantado.
El coincidente refleja el estado general de la economía, mientras que el adelantado busca señalar anticipadamente los puntos de cambio del primer indicador, con base en la información con la que se dispone de sus componentes a una fecha determinada.
En abril de 2019, el indicador coincidente se situó por debajo de su tendencia de largo plazo (100 unidades), al reportar un valor de 99.3 puntos y una variación negativa de 0.04 puntos respecto al mes anterior, con lo que acumula 12 meses a la baja.
Por su parte, el adelantado se localizó en mayo de 2019 por arriba de su tendencia de largo plazo, al observar un valor de 100.2 puntos y no registrar variación con respecto a abril pasado.
Con la información, el indicador coincidente presentó una baja menor a la difundida el mes previo; mientras que el adelantado interrumpió el crecimiento observado en los últimos meses.
El comportamiento del indicador coincidente en abril pasado fue resultado de la evolución de los componentes cíclicos que lo integran. En este caso tres de las seis variables que lo conforman reportaron un retroceso: el indicador global de actividad económica, el número de trabajadores permanentes asegurados en el IMSS, así como en el monto de las importaciones totales.
La evolución del indicador adelantado en mayo fue consecuencia del retroceso en tres componentes: la tendencia del empleo en las manufacturas, el indicador de confianza empresarial respecto a si este es un momento adecuado para invertir, y el tipo de cambio real.
Los resultados del sistema de indicadores cíclicos coinciden con el deterioro de las expectativas de los especialistas del sector privado sobre el crecimiento de la economía mexicana para este año, que durante los últimos meses han ido a la baja, al pasar de una tasa anual de 2.2% en octubre del año pasado a 1.1% en mayo de 2019.
Un factor que puede contribuir a mejorar esta proyección y frenar la tendencia negativa de la economía es que el gobierno lograra poner en marcha alguno de los grandes proyectos de inversión que tiene en puerta como el Tren Maya o la refinería de Dos Bocas, de tal forma que a fines del segundo semestre fluyan los recursos, no sólo del sector público sino también de la iniciativa privada.
De no ser así se corre el riego de que la economía mexicana pueda entrar en una fase recesiva que se puede agudizar, si como algunos analistas estiman, la actividad productiva a escala global y en particular Estados Unidos también inicia una fase de menor dinamismo, luego de más de una década de crecimiento continuo./EL UNIVERSAL-PUNTOporPUNTO