El incremento de la violencia en esta ciudad fronteriza de Baja California tiene al Servicio Médico Forense (Semefo) rebasado en su capacidad: un sitio construido y habilitado para resguardar 100 cadáveres, hoy tiene 230, es decir, una sobrepoblación de 130 por ciento.
No todos los tijuanenses sabían la dimensión del problema hasta hace un par de meses, cuando circuló en redes sociales una imagen espantosa: cuerpos desnudos de cientos de personas muertas apilados en el piso de un pasillo del Semefo.
Los refrigeradores donde se conservaban los cadáveres fueron limpiados, pero el proveedor del servicio no cumplió con los tiempos y los cuerpos pasaron días en el piso. Hoy, el director de Servicios Forenses en Baja California, César González Vaca, reconoce que la imagen fue escalofriante, pero “real”.
- “Tenemos demasiados cuerpos aquí. Hemos tenido incrementos muy altos año con año y estamos rebasados, por mucho, en la capacidad de trabajo”.
- “Solo en 2018 tuvimos 4 mil 300 ingresos, lo cual ha rebasado por mucho las cantidades de otros años. Tenemos un crecimiento de ingresos de entre 500 y 700 cuerpos cada año”.
Resulta comprensible ese escenario: los asesinatos han crecido mucho en Tijuana. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en 2017 se registraron mil 613 homicidios, se incrementaron 39 por ciento en 2018 y de enero a abril de 2019 se contabilizaron 633, lo que significó un crecimiento de 24 por ciento con respecto al mismo periodo del año pasado.
- Con un promedio diario de 6.5 asesinatos, los 10 médicos legistas y los 20 funcionarios administrativos de este Semefo trabajan bajo presión para identificar, procesar y almacenar cadáveres. Necesitan de todo: “Necesitamos equipos de rayos equis, pero también desde lo más básico: guantes, bisturíes, mangos, sierras, strikes para la apertura de cráneos, planchas, camillas, equipo de cuartos fríos y, sobre todo, personal, y un software que nos ayude a la atención de las familias que vienen a buscar a sus familiares desaparecidos”, dice González Vaca.
Todos los días, en el Semefo se forman largas filas de personas, familias de desaparecidos originarios de diversas regiones del país que esperan un turno para consultar los Libros de los Muertos: carpetas que tienen impresiones en blanco y negro de los cadáveres, en los cuales también hay descripciones a lápiz de los cuerpos que ingresan al forense.
El director del Semefo reconoce que la premura con la que los cuerpos son enviados a las fosas comunes es, en buena medida, por la saturación en el Semefo. Un cadáver que no es reclamado es enviado a la fosa común luego de 10 días de llegar al forense.
El subprocurador de Justicia de Baja California, Jorge Álvarez, señala que todos los cuerpos que llegan a ese sitio tienen una ficha de identificación, que consiste en fotografías o huellas digitales o pruebas genéticas, las cuales solo se efectúan en casos extremos: “Cuando un cuerpo no se pueda reconocer de vista o está en avanzado estado de descomposición”. Informa que 30 por ciento de los cuerpos que llegan al Semefo son enviados a la fosa común./MILENIODIARIO-PUNTOporPUNTO