A plena luz del día y sin importar que un grupo de reporteros tomaba fotos de una protesta, un joven se acercó y disparó a matar a un líder sindical. Al atacante, de 22 años, le habían prometido 250 dólares.
Fue atrapado cuando trataba de escapar. “Desgraciadamente estos eventos son el pan nuestro de cada día”, lamentó Roberto Castrejón, el padre de uno de los asesinados. Su otro hijo, Hassiel, resultó herido en el tiroteo. Cuernavaca, en el Estado de Morelos, es una de las ciudades que sufre la crisis de violencia desatada por la lucha contra el narco, iniciada hace una década./ EL PAÍS