La subcontratación de empresas o trabajadores en el país es uno de los temas centrales en materia laboral que debe revisarse. El abuso de este sistema ha derivado en que miles de empleadores ignoren responsabilidades fiscales y patronales a las que están obligados por ley.
- Pese a que en el Congreso de la Unión se discute una nueva reforma laboral que tiene como puntos principales la justicia laboral y la libertad de afiliación sindical de los trabajadores, se abre un nuevo debate en torno a cuándo se regulará el esquema también llamado “outsourcing”.
- “Yo terminé en esa empresa por salud mental”, relata Alonso Villavicencio de 28 años.
- El joven a eso resume los dos años y tres meses que laboró como técnico auxiliar de mantenimiento a través del esquema de subcontratación.
- Por 3 mil 800 pesos quincenales, lo equivalente a dos y medio salarios mínimos actuales, Alonso desempeñaba su trabajo reparando desde fallas eléctricas en aires acondicionados y sistemas de agua potable, así como controlando la humedad y variaciones del clima en almacenes, entre otras actividades. “¡Vaya! Todólogo como muchos”, así explica las funciones que tenía.
- Debido a que Alonso estaba contratado por una empresa diferente a la que realmente le prestaba su servicio, exigir pagos por horas extras o el simple hecho de conocer el estatus en el que se encontraba su afiliación al seguro social, era comenzar un camino burocrático que solo dejaba al descubierto la discrecionalidad con la que operaba el lugar donde laboró.
- “Te segregan. Al inicio te dicen que aunque seas ‘outsourcing’ eres parte de la ‘familia’, que lo único que cambia son los salarios de un lado al otro, pero no solo es eso.
- “Cuando solicitaba un apoyo para saber los días feriados de descanso –en mi caso al ser de ‘mantenimiento crítico’ debía estar disponible 24 horas por siete días– simplemente te dice la empresa grande ‘pregúntale a tu empresa’; vas a tu empresa y te dicen ‘lo que diga el cliente’; prácticamente se echaban la bolita el uno al otro”, dice Villavicencio.
El esquema de subcontratación fue regulado en México a partir de la reforma laboral del 2012, al final del sexenio del expresidente Felipe Calderón. Sin embargo, esta figura ya era utilizada por algunas empresas desde años anteriores sin que hubiesen reglas claras sobre su empleo, señala Andrés Rodríguez, experto en derecho laboral del despacho Santamarina y Steta
- “El régimen de subcontratación ya funcionaba desde mucho antes de la reforma laboral de 2012, y debió tener un ‘boom’ alrededor del año 2000. Antes del 2012 era una realidad de la cual no había una regulación específica”, expone el especialista.}
- La reforma a la Ley Federal del Trabajo de hace siete años buscó evitar la evasión de obligaciones fiscales por parte de los empleadores y el compromiso compartido con el trabajador entre el patrón directo y la empresa que recibía el servicio final.
- Pese a las buenas intenciones, todavía existen malas prácticas como la ocurrida a Alonso: empleadores que mediante el outsourcing evaden impuestos y atropellan derechos laborales como el no reconocimiento de la antigüedad, la elusión de responsabilidades patronales o el reportar salarios más bajos de los reales entregados a los empleados ante instancias como el IMSS o el Infonavit.
- El outsourcing que se apega a la ley ocurre cuando se contrata formalmente a los trabajadores, se cumple con los mínimos legales para las contribuciones de la seguridad social y se pagan los impuestos debidos
- La reforma laboral del 2012 también previó nuevas dinámicas de contratación en el mercado del trabajo como señalar “periodos de prueba”, “contratos de capacitación inicial” y trabajo temporal.
En la nueva modificación a la LFT que se encuentra en el Poder Legislativo, se dejó a un lado la revisión del outsourcing. Dicha reforma, que fue aprobada la semana pasada en la Cámara de Diputados y que pasó al Senado para su análisis, no contempla la regulación de este sistema, aunque legisladores afirman que en esta legislatura será revisado.
Para Andrés Rodríguez las prácticas por parte de los empleadores mediante el outsourcing se pueden dividir en “buenas” o “malas”, especialmente cuando éstos utilizan esta modalidad de contratación para no hacerse responsables de sus obligaciones patronales y fiscales.
- “A mí parecer el malo es aquel que busca esquemas de planeación fiscal, la verdad es que solamente es un nombre elegante porque es una planeación montada en esquemas muy agresivos, donde lo que se busca es pagar menos contribuciones a la seguridad social y pagar menos impuestos a través de salarios”
En contraste, detalla el especialista, la subcontratación que se apega a la ley ocurre cuando un empleador contrata formalmente a los trabajadores, cumple con los mínimos legales para las contribuciones de la seguridad social y paga sus impuestos.
Alonso recuerda que sus compañeros de trabajo le decían que la empresa para la que laboraba lo tenía dado de alta con el salario mínimo, situación que en la realidad no sucedía. Además de contar con seguro social, tenía un fondo de ahorro que recibía el mismo día que su aguinaldo, sin otras prestaciones.
- “En este instante que ya entiendo mejor las cosas, pienso ‘qué poca’, de tenerme dado de alta como mi puesto lo indicada, quizás hubiese alcanzado más rápido el mínimo para un crédito de vivienda”, agrega Villavicencio.
Esquema fracasado
- Al hacer un comparativo sobre el empleo en México de finales de 2012 con el último trimestre de 2018, se puede comprobar que hay retrocesos en materia laboral o que los avances han sido muy pocos.
- En agosto de 2018, durante la conferencia “Informalidad en su máximo nivel: Más de 30 millones de mexicanos en la precariedad laboral”, organizada por la UNAM, especialistas en economía señalaron al outsourcing como uno de los factores que mantienen en precarización el mercado laboral en el país.
- Los académicos de esta casa de estudios destacaron que en México la subcontratación representaba un 10 por ciento de los trabajadores, es decir, alrededor de 5.5 millones de personas ocupadas al año pasado
- Datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), revelan que a partir de que se reformó la LFT en 2012, las personas ocupadas tuvieron un menor salario con el paso del tiempo.
- Mientras en el cuarto trimestre de 2012 el nueve por ciento de la población ocupada recibía hasta un salario mínimo, para diciembre de 2018 la cifra fue de 12 por ciento.
- El porcentaje de mexicanos que recibían por su trabajo entre uno y dos salarios mínimos también se engrosó, del 26 por ciento en la última parte del 2012, a 32 por ciento en diciembre de 2018.
- Otro dato que refuerza esta reducción en las percepciones salariales de los trabajadores es que el sector que ganaba entre dos y tres salarios mínimos se redujo, al pasar del 27 por ciento en 2012 a un 22 por ciento en 2018.
Es por ello que aun cuando existe un récord de inscripciones en el Instituto Mexicano del Seguro Social, el cual registró a 3.5 millones de afiliados el sexenio pasado –lo que indica que hubo más empleos en la formalidad–, las condiciones del trabajo son cada vez más precarias debido a que los salarios son menores que en años anteriores.
Existe otro aspecto que da cuenta de la precarización laboral, y es que de los 36.9 millones de trabajadores remunerados, el 44 por ciento (16.4 millones) no tiene acceso a instituciones de salud y el 36 por ciento (13.3 millones) no cuenta con prestaciones laborales.
Además de que solo cuatro de cada diez trabajadores en México tiene un trabajo seguro, pues firmó un contrato de base, de planta o por tiempo indefinido; el resto, tiene un empleo temporal, tiene un contrato de tipo “no especificado” o trabaja sin un convenio laboral.
La intención de la reforma laboral de 2012 era traer versatilidad al mercado laboral, sobre todo para empresas que deben adaptarse modificando sus productos y servicios, pero esto también derivó en que empleadores buscaron no pagar derechos ni tener alguna responsabilidad con los trabajadores, opina la senadora Patricia Mercado/REPORTE INDIGO-PUNTOporPUNTO