El homicidio del empresario Armando Becerril en calles de la zona Centro, la semana pasada, reavivó una investigación que la procuraduría capitalina inició en 2017, sobre la presunta participación de empresarios restauranteros y propietarios de edificios en renta en el primer cuadro de la Ciudad; en esa fecha, comerciantes informales denunciaron que por lo menos cinco de ellos patrocinaban al crimen organizado.
Lo anterior, aparentemente, permitió la formación del grupo delictivo conocido como La Anti-Unión, organización a la que se presume apoyaron para la adquisición de armamento y pagando a los sicarios que los defendían. En un principio lo que buscaban estos comerciantes era librarse de los extorsionadores de Roberto Mollado Esparza, El Betito, quienes le exigían a los locales un derecho de piso de hasta 5 mil pesos por cada uno./EL UNIVERSAL