Por Eduardo Ibarra Aguirre
Legisladores estadunidenses como Eliot Engel y Adriano Espaillat comprenden mejor las políticas que diseñan en el gobierno de la cuarta transformación que los senadores mexicanos de la “oposición ratonera” (Raymundo Riva Palacio, dixit), para sortear el plazo impuesto por Donald Trump para “cerrar la frontera con México” a mitad de la semana con la advertencia de “No estoy jugando”, y sin que el magnate que hace décadas evade el pago de impuestos al fisco de Estados Unidos, aclare si se refirió a la semana laboral de la burocracia estadunidense o a la que tiene siete días y no ocho como es frecuente escuchar.
Para los congresistas Engel, presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, y Espaillat, integrante del mismo, en reunión de trabajo en Palacio Nacional celebraron que el presidente optara por la prudencia y “no se prestara al circo” (https://www.jornada.com.mx/2019/04/01/cartones/1). “Es un diálogo prudente que conviene a EU y México”. Para ello destacaron la importancia de las cortinas de desarrollo que impulsa el gobierno mexicano para modificar tendencias migratorias.
Eliot Engel informó que AMLO les pidió que avanzáramos en la ratificación del tratado comercial. Hablamos del muro, sobre el cual estoy en contra. El presidente no habló mucho del tema porque es interno de EU. “Creo que somos países aliados que comparten fronteras, valores. Creo que el futuro es trabajar juntos”.
Muy distinto a la caricatura que el pasado fin de semana difundió el oligopolio mediático con los asistentes al mitin de Poza Rica, Veracruz, votando “a mano alzada” no confrontarse con Trump y Andrés Manuel López Obrador que todo lo reduce a la fórmula “Amor y paz”. AMLO se pitorreó de aquél: “Estamos ayudando, no vamos a confrontarnos con el gobierno de Estados Unidos, ya me lo recomendaron mis asesores internacionalistas en Poza Rica”.
En tanto que en la reunión de Obrador con la presidenta de la 73° Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, María Fernanda Espinosa Garcés, el lunes 1, ambos destacaron la feliz coincidencia entre los cinco ejes que guían la política exterior azteca respecto a la ONU: 1) Sociedades incluyentes, abiertas, prósperas y felices; 2) Desarrollo sostenible y combate al cambio climático; 3) Igualdad de género y no discriminación; 4) promoción global de los derechos humanos; 5) Paz sostenible. Coincidentes, subrayó Espinosa Garcés con las prioridades de su mandato como presidenta de la ONU: acción ambiental, igualdad de género, migración y refugio, protección a grupos vulnerables, y trabajo digno y decente.
El presidente Andrés Manuel enfatizó que para México, la Asamblea General de la ONU es el órgano más importante de las Naciones Unidas, al ser el único espacio de convergencia en el que todos los países están representados en igualdad de condiciones. Esto es, democracia global por encima de las cinco grandes potencias (China, EU, Francia, Inglaterra y Rusia, aunque la tercera y cuarta ya no lo son tanto), decisoras en el Consejo de Seguridad. La subsecretaria Martha Delgado Peralta anunció que Espinosa Garcés recibirá el respaldo de México para consolidar el papel sustantivo de la Asamblea General de las ONU como el máximo espacio de diálogo democrático entre los pueblos.
Y, finalmente, el señor de las corruptelas en Acción Nacional, Marko Cortés presentó ante la Organización de los Estados Americanos una denuncia contra AMLO por lo que llamó “amenazas al sistema democrático en México” al “pretender legalizar su reelección, mediante la iniciativa de revocación de mandato”. Describo, no descalifico al presidente del PAN.
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