La Ciudad de México en 2016 vivió una de las peores crisis ambientales de su historia. El aire que respiraban sus habitantes se convirtió en el más dañino en 14 años. La capa color café que sobrevolaba la capital durante los meses más secos y cálidos del año, desde febrero a mayo, se sentía en los pulmones y los expertos advertían de los graves riesgos cardiovasculares y respiratorios. La decisión de las autoridades fue restringir la circulación de coches, decretar alertas ambientales e impulsar una estricta verificación de las emisiones de los vehículos./ EL PAÍS