EL UNIVERSAL
El día que Claudia Amaro entró al Centro de Detención de Inmigración en Eloy, Arizona, por no tener documentos para estar legalmente en Estados Unidos, iba preparada para todo: compartir la celda con otros, comer mal, pasar frío e incluso recibir algún mal trato. Lo que no esperaba es que, al llegar ahí, le ofrecerían trabajo.
El Centro de Detención de Eloy es una de las 60 prisiones operadas por Corrections Corporation of America (CCA), la empresa de operación privada de centros de detención más grande de EU. Desde hace 30 años este corporativo ha recibido ganancias millonarias por administrar la detención de inmigrantes sin documentos mientras esperan la resolución de su caso ante un juez de Inmigración. En conjunto, CCA y GEO Group, la segunda agencia de detención más grande del país, reciben ingresos por tres mil millones de dólares al año, de los cuales dos mil millones provienen del dinero de los contribuyentes.
Pero además de recibir un monto fijo por parte del gobierno en forma de contratos, estas empresas han encontrado la manera de recortar sus gastos y con ello incrementar sus ganancias. El pasado 22 de octubre un grupo de personas que estuvieron detenidas en el Centro de Detención de Inmigrantes de Aurora, Colorado, operado por GEO, presentó una demanda en contra de la empresa por haberlos utilizado como mano de obra barata o gratuita durante el tiempo que permanecieron recluidos.
Los demandantes “detenidos y ex detenidos, que fueron encarcelados y empleados por Geo Group”, presentan “a nombre propio y a nombre de otros en situación similar” la demanda por “salarios no pagados y trabajo forzado”, además de “enriquecimiento ilícito”.
En el texto del documento se menciona que “en el curso de su empleo en GEO, los demandantes y otros individuos limpiaron baños, regaderas, retretes y ventanas (…) limpiaron los pisos y los enceraron, lavaron la ropa sucia…” y una serie de tareas adicionales, además de limpiar su celda. El monto que recibieron fue de un dólar al día; quienes se rehusaron fueron enviados a confinamiento solitario.
Testimonio
Claudia Amaro, quien permaneció detenida por tres semanas, asegura que “llegando al centro, (a las internas) les ofrecen trabajo de todo y les pagan un dólar. Yo no lo acepté, pero la mayoría se sienten intimidadas y buscan agradar a las cuidadoras. Es explotación; con el dinero que CCA ahorra en mano de obra cubren los gastos de los guardias”.