El fundamento para activar la Guardia Nacional lo constituye los vacíos legales en los que operan las Fuerzas Armadas en la seguridad pública y la carencia de una institución policial profesional y capaz de afrontar el desafío de la inseguridad y la violencia, dice la exposición de motivos de la iniciativa que pretende reformar diversos artículos constitucionales.
Esta propuesta pretende crear un cuerpo con personal proveniente de la Policía Militar, de la Policía Naval, de la Policía Federal y reclutando nuevos elementos. La iniciativa le da a la Guardia Nacional, la cualidad de institución de Estado, cuya función sea la de participar en la salvaguarda de los derechos de las personas y sus bienes, preservar el orden y la paz públicas, así como los bienes y recursos de la Nación. Esto parece que se inserta en los propósitos de la seguridad interior.
Cuando fue creada la Guardia Nacional tenía dos acepciones. La primera, que se trataba de las prerrogativas del ciudadano previstas en el artículo 35 fracción IV y, la segunda, como una de las facultades del presidente contenidas en el artículo 87 fracción VII, ambas disposiciones de la Constitución de 1857, pero que no había sido activada.
El espíritu de la creación de la Guardia Nacional es, crear un cuerpo de civiles para su propia defensa, distinto del Ejército regular en aquellos lugares en donde no existía un destacamento militar o un cuerpo de policía, cuya figura fue muy común en el siglo XVIII y XIX. Esta institución podría ser el antecedente de lo que hoy conocemos como la policía en los municipios, que trató de ser regularizada en la Constitución de 1917 sin éxito, pero con el avance del municipio y sus instituciones, cada día fue innecesaria la creación de una Guardia Nacional, toda vez que la policía del municipio absorbió las funciones de orden y paz públicos que perseguía la Guardia Nacional.
Hoy con la creación de esta figura se pretende dotarla de personal militar, del personal de la Policía Federal, aunque se desconozca el trabajo hecho por esta dependencia.
Recordemos que la Policía Federal fue creada en el sexenio del presidente Ernesto Zedillo (1994 – 2000) a la que se incorporó al personal de la extinta Policía Federal de Caminos y Puertos, bajo la dirección de mandos militares y navales, que creó disputas por el control del poder al interior de la naciente dependencia y poco a poco fue creciendo, pero se enquistaron algunos nichos de corrupción y deficiencia.
Por otra parte, la idea de dejar a la Secretaría de la Defensa Nacional al frente de las funciones de la Guardia Nacional no es del todo favorable, ya que solo viene reforzar que la política de seguridad está basada en la participación activa de los militares, como único garante de la seguridad del país.
Más que integrar a la Policía Militar o a la Policía Naval de cuya participación las organizaciones de derechos humanos temen por la militarización del país, se debería integrar a las policías estatales o municipales.
En la creación de la Guardia Nacional no se ha hablado de la responsabilidad de las Entidades Federativas, ni sus Secretarías de Seguridad o Fiscalías, como si la responsabilidad de toda la seguridad recayera solamente en el Poder Ejecutivo Federal.
Tampoco se ha hablado de la reestructuración dogmática e ideológica de la seguridad, lo que hace que continúa el modelo de seguridad contenido en el artículo 21 constitucional, de donde se desprende la seguridad pública, como función superior de la seguridad en el país, sin tomar en consideración la seguridad nacional, seguridad interior o seguridad como función de Estado. Mucho menos se fija el papel que jugará la Guardia Nacional, ya sea en seguridad nacional, seguridad pública o seguridad interior.
Se apuesta todo a una institución, cuando el problema es mucho mayor.
*Es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México
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