En la anterior entrega felicitaba el hecho de que el Instituto Nacional de Cancerología este cumpliendo 72 años de atender y salvar –en la medida de lo posible- la vida de muchas con cáncer. Y por qué digo, que en la medida posible, porque podremos tener toda la infraestructura, tecnología de punta y personal especializado para atender a los pacientes, pero si estos llegan con la enfermedad (cualquiera que está sea) en etapa avanzada, poco o nada se puede hacer para ayudarlos; de ahí la importancia de seguir avanzando en el aspecto de la prevención, como principal herramienta para contrarrestar los altos índices de incidencia el cáncer en sus diferentes tipos.
Conscientes de esta situación es que el INCan, independientemente de las campañas de información y prevención que implementa a lo largo del año para concientizar a la población de estar atenta a los factores de riesgo –muchos de los cuales tienen que ver con el estilo de vida: como los hábitos de fumar y consumir alcohol a edades cada vez más tempranas; llevar una dieta rica en grasas y carbohidratos; así como la poca o nula actividad física- es que en breve entrará en operación el primer Centro de Investigación en Prevención a nivel nacional, el cual tendrá la función de reclutar a personas sanas, muchas de ellas captadas en gimnasios, para consolidar una base de datos nacional sobre las variables y los riesgos de desarrollar algunas neoplasias malignas.
En dicho centro, consolidado con recursos del Patronato del INCan, se efectuarán diversos tamizajes para detectar las determinantes que contribuyen a que diversos tumores sean más agresivos, se presenten a temprana edad y las causas por las que algunas terapias o procedimientos resultan poco efectivas. Los estudios son de seguimiento y van desde conocer el historial familiar y herencia genética, zonas de exposición, tipo de alimentación, medio ambiente y todos los factores que contribuyen a que en la población mexicana aparezcan, por ejemplo, de manera más tempranas cáncer de mama y de colon con respecto a los estándares internacionales.
“Vamos a tratar de calcular, por distintas variables, el riesgo de exposición para poder desarrollar un tumor. Con este centro queremos obtener muestras de sangre de éstos individuos sanos que nos ayuden a estudiar esas determinantes genéticas o determinantes proteómicas que pudieran llegar a convertirse en biomarcadores particulares que derivan en una enfermedad oncológica”, explicó Luis Alonso Herrera Montalvo, director de Investigación del INCan.
A través de este Centro se podrá ofrecer a la ciencia datos esenciales para desarrollar medicina personalizada y particular para la población. Sin embargo para el logro de dicho objetivo resulta fundamental que en México se apoye financieramente a la investigación para poder combatir, con estudios científicos, la tercera causa de muerte en el país: el cáncer. Luego de que para nadie es un secreto que las partidas que se destinan a la investigación –en las diferentes áreas del quehacer humano- en nuestro país son mínimas y que casi el 90 por ciento de la investigación (en este caso médica) la hacen las grandes farmacéuticas, con presencia en todo el mundo.
Por lo que no queda sino confiar en que las autoridades entrantes en materia de salud tengan la suficiente sensibilidad para atender la problemática del cáncer en México, y que año con año cobra la vida de miles de personas en edad productiva. Sensibilidad para implementar políticas públicas que apoyen la prevención y la investigación financieramente, así como la formación de un mayor número de especialistas que tienen que ver con el tema del cáncer; luego de que siempre será más barato invertir en la prevención para tener una sociedad sana, que invertir en la enfermedad y en sus secuelas, por el gran desembolso que ello representa para el Gobierno.
Se requiere un mayor número de campañas de información y prevención sobre el cáncer en las escuelas, centros de trabajo y por supuesto en el hogar; teniendo como aliados a los medios de comunicación.