La inmigración irregular centró el discurso de Donald Trump en la campaña de las elecciones legislativas. Pasada la cita con las urnas, la ofensiva continúa. El presidente firmó ayer una orden ejecutiva para denegar la protección a los migrantes que crucen ilegalmente la frontera, endureciendo el sistema actual que permite revisar cada caso de forma independientemente de cómo se entre en el país. La maniobra tiene lugar tras días de amenazas y gestos contra la caravana de unos 5.000 centroamericanos que cruza México camino de EU en busca de asilo. La orden ejecutiva se apoya en una ley de seguridad del Congreso que permite frenar la protección humanitaria en caso de riesgo o situación de emergencia para el país. “Nuestra frontera sur está en crisis”, explicó ayer el fiscal general en funciones, Matthew Whitaker./ EL PAÍS