El Aeropuerto internacional de Santa Lucía (AISL), que requiere de una inversión de 67,000 millones de pesos, está planeado para ser: “complementario, austero, decoroso, funcional, seguro, decente y moderno”, en el que las dos pistas a construir tendrán un uso preferente para aviones de mayor dimensión de pasajeros (con rutas fuera de México) y de carga, porque se buscarán convenios con las aerolíneas, de acuerdo con información difundida por Grupo Riobóo, impulsor del próximo sistema aeroportuario. En la propuesta del gobierno entrante, la instalación donde se hará el ahorro más notable será el edificio terminal (con espacio para 33 posiciones), que en el NAIM, diseñado por Norman Foster y Fernando Romero, tiene una extensión de 74.3 hectáreas y un costo de 84,828.3 millones de pesos, mientras que en el nuevo desarrollo se plantea en una superficie de 34 hectáreas y costará 1,614.9 millones de pesos, incluido su equipamiento./ EL ECONOMISTA