El profesor Adolfo Gilly no pierde el humor ni en las peores. Acaba de relatar un asunto grave, una decisión de Seguros Inbursa que deja desprotegidos a académicos de la UNAM en tratamientos médicos, y al regalar, generoso, uno de sus libros, dice: “Ojalá no sea un augurio de lo que está haciendo la aseguradora Inbursa”. Explica la historia actual que va más o menos así: el profesor recurrió al seguro de gastos médicos mayores del que gozan académicos de la UNAM, un contrato entre la institución educativa y Seguros Inbursa. Lo hizo, “por primera vez en 40 años”. Por su condición actual de salud, la aseguradora le dio, por conducto de Siempre Cuidados, una empresa subcontratada, 60 por ciento de los gastos de cuidados de enfermería y fisioterapia. Hace unos días, la firma referida le informó que daría fin a sus servicios a partir del 31 de octubre, debido a que la compañía aseguradora le había informado del vencimiento del contrato. “No nos informaron ni la UNAM ni el seguro”./ LA JORNADA