Unidos, sin importar el color de su traje de gala, cientos de mariachis, norteños, tríos y jarochos tocaron una serenata en medio de la explanada de la Plaza de Garibaldi. Hace dos semanas un tiroteo provocado por un grupo criminal alejó a los turistas y a los visitantes del lugar, pero ayer los músicos y empleados de los restaurantes se manifestaron, pues “en Garibaldi sólo se mata la tristeza”. Ayer, a las 21:00 horas, los músicos se acomodaron en la plazuela, separados unos de los otros sólo algunos centímetros para que sus colegas pudieran extender los brazos y tocar su instrumento. Leonel Lemus, con su traje azul, gritó en representación de sus compañeros “nosotros no somos ningunos asesinos”./ EL UNIVERSAL