Si ahora que es Presidente Andrés Manuel López Obrador cumple su promesa de prescindir de la institución militar encargada de la protección de los presidentes: el EMP, la medida tendrá un impacto no solo en su seguridad, que es la de todo México, sino en la de los mandatarios extranjeros de visita oficial. “La seguridad de un jefe de Estado es mucho más compleja que los escoltas que lo acompañan. Hay labores de inteligencia que nadie ve, pero que se tienen que realizar”, apunta el responsable de seguridad de una de las embajadas europeas en México, bajo condición de anonimato. “A nadie en ese Gobierno le interesa que una visita oficial asuma riesgos”, asegura otro. En un país con una media de 85 asesinatos diarios y más de 100 candidatos acribillados a tiros durante la pasada campaña, López Obrador se dice convencido de que lo “protege la gente”./EL PAIS