El presidente de los Estados Unidos de Norteamérica vivió ayer martes la que quizá fue la peor hora desde que llegó a la Casa Blanca cuando dos de sus más cercanos confidentes del pasado fueron declarados culpables de una serie de delitos por los que es más que probable que terminen en la cárcel. Los reveses más importantes que ha recibido Trump en sus casi 20 meses de gobierno siempre han llegado desde los tribunales. Alrededor de las cuatro de la tarde de Washington, la ciudad casi se paralizó con la confirmación de que Michael Cohen, el exabogado personal y hombre-para-todo de Trump, iba a declararse culpable de ocho delitos en una corte de Nueva York. Cohen, quien se presentó voluntariamente para declararse culpable de fraude bancario, evasión fiscal y, lo más importante, violación de las reglas de financiación de campaña. /CNN