Anoche terminaron las desprestigiadas y sangrientas campañas políticas que son sui géneris en muchos aspectos, el más preponderante es la participación de los llamados Millennials y la Generación X, ya que de acuerdo a concienzudos análisis sociales son el grupo decisivo en la jornada electoral del próximo domingo 1 de julio, que por encontrarse fragmentado corre el peligro de ser volátil.
Ciudadanos nacidos en el cierre del Siglo XX y principios del XXI son personas que utilizan y viven en permanente contacto con las redes sociales. Estos jóvenes mexicanos entre 18 y 23 años, que votarán por primera vez en unas elecciones presidenciales, significan el 40% del total de la lista nominal, entre 35 y 40 millones de individuos, que nacieron, crecieron y siguen viviendo con la crisis.
De acuerdo con estudios del INE, el 73% de estos mexicanos tienen intención de votar; sin embargo, más de la mitad de ellos todavía están indecisos sobre a quién entregarle su sufragio. Ello, debido a que son muchachos que viven y reaccionan a su propia circunstancia, ya que también se representan como un sector olvidado por los Partidos y marginado por el propio Gobierno, federal, estatal y/o municipal.
Las propias autoridades cogieron de los organismos financieros internacionales el sobrenombre de “Ninis” (ni Estudian ni Trabajan), forma despectiva de referirse a jóvenes de entre 15 y 29 años, que para el caso México representan al primer trimestre del 2018, unos 6.6 millones compatriotas que viven en difíciles circunstancias, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (INEGI).
De este universo, 5.7 millones no encuentran trabajo, aunque lo busquen activamente; por ello, el desencanto y la determinación por exigir un cambio de régimen, ante el desprecio oficial actual que no ha querido o sabido crear incentivos para ese importante sector de la sociedad, tan vivo y pujante como lo demostró al solidarizarse con las victimas del pasado terremoto del S-19.
Son ciudadanos deseosos de participar en las grandes decisiones y la transformación de México, más aún porque nacieron y han vivido en un ambiente hostil, marcado por violencia y pobreza extrema. Basta revisar que los gobiernos de Calderón y Peña suman unos 500 mil muertos, donde 65% son jóvenes; y otros 300 mil están en riesgo de ser reclutados por el crimen organizado, según la ONU.
En el ámbito económico, la realidad de los Millennials se basa en dos premisas fundamentales: bajos salarios y escasa oferta laboral, que los lleva a un futuro incierto. Con un presente injusto y miserable, los Gobiernos no han estado a la altura de sus necesidades pues nuestra Nación tiene los peores salarios de la OCDE y cada año se suman 1 millón de jóvenes a la incipiente planta laboral.
Del 53% de los que se emplean pasan a la informalidad, careciendo de seguridad social, sin derecho a vivienda ni posibilidad de jubilarse algún día. Y de los Millennials que laboran de manera formal, 47%: el 11.1% no supera los 2 mil 400 pesos, 29.4% percibe entre 2 mil 401 y 4 mil 802 pesos, 23.8% de 4 mil 803 pesos a 7 mil pesos, a pesar que contar con estudios técnico- universitarios.
Así, Partidos y Candidatos debieran echar sus barbas a remojar y en vez de haber dilapidado 28 mil 022.5 millones de pesos en actos faraónicos, acarreados, compra y cooptación del voto, más el millonario egreso que les significo pagar a comunicadores para su “guerra sucia”, debieron animarlos con planes y programas eficaces para este importante sector que históricamente se abstiene.
Según el INE, el voto de los jóvenes ha sido errático: en 2000, 2006 y 2012 se caracterizó por no acudir a las urnas. Cuando ganó Vicente Fox, después de 70 años de gobiernos priistas, 60% de los electores de 18 a 24 años no votaron. Para 2006, con Felipe Calderón el abstencionismo significó un 51%; y en 2012, el regresó del PRI a Los Pinos, con Enrique Peña Nieto, sólo el 37% fue a sufragar.
México tienen una gran deuda con los Millennials, como con muchos otros: migrantes, campesinos, obreros, mujeres y hombres, por ello unidos elijamos en conciencia a los nuevos gobernantes. A nadie conviene el abstencionismo, ya bien sea por molestia, hartazgo o incredulidad, pues cada Voto cuenta y será decisivo para Botar a fuera del Poder a representantes Corruptos y Apátridas… atrévanse!
Twitter: @Armando_Alcocer