El candidato presidencial de la coalición Todos por México (PRI-Verde-Panal), José Antonio Meade Kuribreña, advirtió que la soberbia en lo electoral es la mejor receta para perder, mientras quien camina con humildad gobierna para bien y da resultados.
- En su cierre de campaña en Michoacán, Meade Kuribreña aseguró que ganará los comicios del domingo entrante porque no han regateado esfuerzos en perfiles ni en propuestas, y recordó que su abuelo aseguraba que la soberbia nunca es inteligente.
- En tanto, quien pide con humildad encuentra siempre una respuesta generosa, el que toca puertas con humildad encuentra siempre quien la abra y hable con él y se convenza; quien camina con humildad convence a su comunidad.
- El ex secretario de Hacienda indicó que su proyecto cree en un mejor Michoacán, en un México unido, tranquilo, que garantice crecimiento, donde se pueda hacer equipo con las familias y se asegure un mejor país que el que recibimos.
Previamente, Meade visitó Lázaro Cárdenas, donde llamó a poner a salvo a las familias ante las señales de riesgo de que se cancele el Seguro Popular, los delincuentes sean perdonados y no se apueste por la educación.
Entre simpatizantes y militantes en la plaza municipal de Ciudad Lázaro Cárdenas, acompañado por el senador con licencia Armando Ríos Piter –quien fracasó en buscar su registro como candidato independiente a la Presidencia–, Meade Kuribreña aseguró que en la elección del domingo hay dos opciones: la que pone en riesgo a nuestra familia y su proyecto de compromisos para ayudar a la gente, de apostar por la educación y el empleo.
Agregó que ahora empezamos la etapa más importante de la campaña: la que empieza el jueves, en familia, porque vamos a ver cuáles fueron las señales que recibimos.
Además, comparó esta fase con la historia de una mujer que debía tomar una decisión importante y esperaba una señal de Dios. Esa persona estaba en riesgo porque vivía cerca de un río y escuchó en la radio que el nivel del agua iba a aumentar, que le convenía abandonar su hogar y no hizo nada. Pasó un pescador que la invitó a subir a su lancha, pero no aceptó porque confiaba en su fe; más tarde arribó un helicóptero y tampoco abandonó su casa.
El río siguió creciendo, se llevó su casa y murió. “Cuando llegó al cielo, se encontró a San Pedro y éste le dijo: ‘¿Qué estás haciendo aquí? Si Dios te ama, Dios te quiere, te mandó a avisar por el radio que abandonaras tu casa, te mandó una gente en una lancha para que te recogiera, te mandó un helicóptero para que fuera por ti. ¿Por qué no hiciste caso a esas señales?’”/ CON INFORMACIÓN DE LA JORNADA