El antropólogo, escritor y exmilitante del Partido Comunista de México Roger Bartra asegura en entrevista con El País que, aunque no cree que esté todo ya decidido de cara a las elecciones presidenciales del domingo.
Los que como él pensaron en su momento que el aspirante de Morena, Andrés Manuel López Obrador -el primero en casi todas las encuestas-, no va a ganar, se equivocaron.
Frente a esta posibilidad, lo que más le preocupa es el “talante autoritario” del candidato, cuya victoria considera que involucraría “un proceso de restauración de un priismo autoritario”.
Antropólogo, escritor, exmiembro del Partido Comunista, el académico Roger Bartra (Ciudad de México, 1942) es uno de los intelectuales más respetados e independientes de México. Ante la próxima aparición de su libro Los salvajes en el cine (FCE), el autor de Cultura y melancolía habla con EL PAÍS en su casa de Coyoacán, al sur de la capital, sobre las peligrosas tendencias de una presidencia de Andrés Manuel López Obrador
Pregunta. A la vista de las encuestas, ¿cree que el arroz ya está cocido?
Respuesta. Si creemos en las encuestas, ciertamente parece que López Obrador va a ganar. Yo no diría que el arroz está cocido, pero sí creo que quienes como yo pensábamos que no iba a ganar, nos equivocamos. No tomamos en cuenta una serie de factores, sobre todo, lo que ha pasado dentro del PRI y áreas priistas de otros partidos es lo que ha dado este viraje tan notable. Yo tengo una explicación sobre eso.
P. ¿Cuál?
R. Creo que el Gobierno de Enrique Peña Nieto y partes del PRI tenían una especie de acuerdo con el PAN para que la candidata del PAN fuese Margarita Zavala, no hubiese un Frente y no se aliasen a otros partidos y entonces el PRI quedaría en segundo lugar y, bueno, tendría probabilidades incluso de ganar. El ala priista del PAN tenía más o menos arreglado esto, encabezado por el expresidente Felipe Calderón, y Ricardo Anaya vino a estropearlo. Yo no alcanzaba a entender por qué lo llamaban traidor y por qué el PRI y el Gobierno estaban tan extraordinariamente agresivos y enfadados con Anaya. Es que les rompió todo su esquema. Simultáneamente, se produce un viraje todavía más a la derecha de López Obrador. Se volvió francamente reaccionario, dio un viraje a la derecha característica del viejo priismo. La gran cantidad de votantes priistas desencantados por el giro tecnocrático del PRI con el candidato José Antonio Meade se han ido hacia Obrador. Lo dice el nombre de su partido. Es una regeneración del viejo autoritarismo priista. Ahora, toda restauración es siempre difícil y eso puede generar un desequilibrio, muchas tensiones, desorganización, puede ser que entremos en un periodo de gran turbulencia.
Toda restauración es siempre difícil y eso puede generar un desequilibrio, muchas tensiones, desorganización…
P. ¿Eso significaría para usted la victoria de López Obrador?
R. Sí, un proceso de restauración de un priismo… El programa de Morena es regresar a las tesis del PRI de la época de López Portillo, de Luis Echeverría y de aún antes. El problema es que eso va junto al autoritarismo. Es un intento de regresar al antiguo régimen.
P. ¿El sistema de partidos políticos está roto?
R. No creo que haya una caída del sistema de partidos porque Morena es un partido. Se ha construido como un movimiento, pero funciona como partido y está constituyéndose como una especie de PRI. Muchos dan por hecho que el PAN va a desaparecer, pero no lo creo… habrá tensiones internas muy fuertes, pero ya ha pasado por ellas varias veces. Tampoco creo que el PRD vaya a desaparecer, pero sí que quede en una condición muy marginal. Así que el panorama, desde el punto de vista de una izquierda reformista y socialdemócrata, es muy negro.
El panorama, desde el punto de vista de una izquierda reformista y socialdemócrata, es muy negro
P. Hay quien dice que Morena no tiene la vena institucional del PRI. ¿Está de acuerdo?
R. Morena no la tiene, es cierto, pero el ala empresarial, más de derechas, encabezada por Alfonso Romo, puede apoyarse en esa institucionalidad que ya existe. Ahí entra en juego otro factor que es el bajo calibre intelectual del futuro presidente, si gana, y de su equipo. A Obrador no se le puede caracterizar por tener gran lucidez o conocimiento, navega por el espacio con las luces apagadas. Eso es peligroso. Pero hay también cierta tensión populista por regresar al antiguo régimen nacionalista revolucionario. Lo que ahora es difícil de saber es qué va a dominar: si ese lado duro, que quiere la cuarta transformación, que para mí es un salto hacia atrás, o si se va a ir acomodando…
P. La nostalgia es un sentimiento peligroso. Es un fenómeno que ha ocurrido en otras partes del mundo…
R. En México, existió un pasado nacionalista-revolucionario, de dictadura, de autoritarismo. Parte de ese pasado forma parte de los llamados treinta gloriosos años, de auge, de bienestar. Pero es básicamente una época no democrática, autoritaria. El intento de regresar a esto es muy peligroso, las tendencias autoritarias de López Obrador son notables y notorias…
López Obrador navega por el espacio con las luces apagadas
P. ¿Por qué ha fracasado la izquierda democrática, reformista y socialdemócrata en México?
R. Esa izquierda tiene muy poca tradición en México. La izquierda mexicana tiene una larga tradición comunista, de hecho, el Partido Comunista, si existiera, sería uno de los más antiguos, se fundó en 1919 y ha tenido una posición marginal, pero permanente. La otra corriente importante y que tiene profundidad histórica es el populismo, que básicamente ha estado alojado dentro del PRI, impulsado originalmente por Lázaro Cárdenas, el populismo como una forma de cultura política, una forma de comportamiento. En cambio, el reformismo socialdemócrata en México no tiene mucho vuelo. Apenas empezó a despuntar en algunas corrientes dentro del Partido Comunista, yo formaba parte de ellas, pero éramos marginales dentro de la marginalidad. Cuando se constituyó el PRD, ahí confluyeron algunas corrientes que gestaron un espacio socialdemócrata, pero poco sólido, sin sustento histórico. En cambio, la tradición comunista desapareció, pero se mantuvo la populista. Y es lo que estamos viendo. Domina el panorama este populismo de derecha obradorista. Así que la izquierda está en muy mal momento en México. Este populismo de origen priista es como el peronismo y en Argentina es difícil encontrar rasgos de la izquierda. Me temo que vamos por ese camino…
Este populismo de origen priista es como el peronismo y en Argentina es difícil encontrar rasgos de la izquierda
P. ¿Qué es lo que más teme del sexenio de López Obrador?
R. La posibilidad de que se vuelva muy autoritario. De que afecte a todo lo que se ha logrado en avances democráticos, que dañe la tradición democrática que todavía no se ha consolidado. Temo su talante autoritario.
P. También hay quienes dicen que no puede ser peor que el último sexenio…
R. Yo creo que sí puede ser peor. La historia de América Latina está llena de retrocesos, claro que puede ir peor. Yo viví dos años en Venezuela a finales de los 60 y me asombraba el funcionamiento del sistema democrático comparado al que había en México y me daba una envidia tremenda y ahora cómo está….
P. ¿Qué le han parecido las campañas de Meade y Anaya?
R. La de Meade, gelatinosa y poco consistente. La de Anaya no logró despegar, representa una posición liberal dentro del PAN, pero lastrada por posiciones conservadoras y ha perdido mucha energía y mucho tiempo en defenderse de las agresiones. Le acusan de ser un nerd, es la figura de un niño bien en apariencia, no creo que sea exactamente eso y respeto su inteligencia y su capacidad de expresión. Me gusta lo que ha planteado sobre el Gobierno de coalición, el ingreso universal… le ha faltado energía propositiva.
P. Hay mucho voto no tanto a favor de López Obrador como a favor del cambio…
R. Hay enojo, desesperación y una sensación de ya le tocaba, ha estado tanto tiempo, lo han despreciado y hay sectores de la población que quieren patear el avispero porque están aburridos. La democracia es aburrida y un poco de agitación política, de emoción, aunque se ponga en peligro al país. Hay esa actitud en sectores intelectuales, de la clase media, atraídos por el peligro para huir del tedio.
P. Pero, ¿cree que México debería cambiar?
R. Debería cambiar por muchas partes. La pobreza es uno de nuestros males endémicos más grandes y, aunque ha crecido mucho la clase media y que ya es mayoritaria, la pobreza es indignante y excesiva y eso tiene que cambiar. En segundo lugar, la corrupción y la educación, el nivel catastrófico de la educación en México que es terrible y en eso sí que no veo que un nuevo Gobierno encabezado por López Obrador pueda hacer nada más que empeorarlo. / CON INFORMACIÓN DE EL PAÍS