En la valoración del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el margen de Andrés Manuel López Obrador es significativo, pero remontable, y el dirigente nacional, René Juárez Cisneros, afirma que el voto de los indecisos será factor para un eventual triunfo de José Antonio Meade.
- Al preguntarle sobre cómo explicar que el puntero en los sondeos no ganó, expresa: “¡Ah, caray! ¿Para que sea creíble la elección debe ganar otro que no sea Pepe Meade? Eso me parece absurdo. Afirmar que ‘este arroz ya se coció’ es arrogante”.
- En entrevista, René Juárez Cisneros asegura que el PRI no está de rodillas; nadie nos va a arrinconar, y aclara que, de perder la elección, respetará el resultado y el tricolor será factor de estabilidad. Advierte, no obstante, que si no gana Meade, perderemos la gran oportunidad de tener al mejor presidente.
- Considera que después de la elección el país tendrá que entrar a un proceso de reconciliación, y admite que el malestar social influirá en el resultado. Aun así, acota: La irritación, el enojo, ahí están. Sería absurdo no aceptarlo, ¿pero Meade es responsable?
Quienes voten enojados, si el resultado no es favorable a Meade, tal vez se lamenten después. No tengo bola de cristal, y por eso digo que puede ser. Con Meade es la certidumbre.
A un mes del relevo en el tricolor, el ex gobernador de Guerrero refiere que encontró un partido distanciado de la campaña, grupos lastimados y expresiones de inconformidad, esencialmente por cómo se resolvieron las candidaturas. En los días recientes, expone, partido y equipo de campaña se han acercado, van de la mano. Se ha apelado, abundó, al sentido de pertenencia al PRI.
Estamos cerrando filas, no puedo decir que al cien por ciento, pero tenemos un avance muy importante. Debo decir que yo mismo estoy sorprendido del ánimo renovado, la gente está echada para adelante, indica.
–¿Funcionó el relanzamiento de la campaña? –se le pregunta al dirigente.
- –Definitivamente. Hoy vemos un candidato muy pegado a su partido, muy cercano a la militancia. Se puso la chamarra roja. Veo un ánimo diametralmente opuesto a lo que había.
–La percepción de la gente es que lo designaron para rescatar al PRI. ¿Si no les va bien, podrían responsabilizarlo?
- –Nadie me puede regatear, porque está acreditado el esfuerzo y la convicción de lo que hago. El presidente del partido no es el único responsable; hay una responsabilidad colectiva. Soy sólo uno. Asumí el riesgo y enfrentaré los costos, pero pienso más en cosechar triunfos que costos.
–¿Qué elementos tiene para afirmar que Meade está en segundo lugar?
- –Cuantitativos, las mediciones diarias, y cualitativos, la emoción que crece en la campaña, los desprendimientos de otros partidos y que una campaña entró en un impasse, ni para adelante ni hacia atrás.
Y el impulso permanente que tenemos, que venimos de atrás. Cuando llegué al partido estábamos en un tercer lugar consolidado, una distancia considerable. A partir de ahí hemos visto cómo en este mes se ha relanzado la campaña; el impulso no se ha detenido.
–En las calles la idea que prevalece es el triunfo de López Obrador. Si ganan ustedes, ¿cómo lo van a explicar?
- –Y el 25 por ciento que aún no ha decidido, ¿no cuenta? ¡Mucho! Y es ahí donde apostamos al voto de la razón. Los mexicanos son muy inteligentes, y tan está avanzando, que a nuestros adversarios no les gusta que hablemos de ello, porque cuando nos escuchan, los ciudadanos nos dan el beneficio de la duda. Ese sólo hecho puede ser el punto de quiebre.
–¿Pero será creíble a los ojos de los electores?
- –¿Por qué no va a ser creíble? ¿Sólo es creíble cuando gana uno y no cuando gana otro? ¿Cuál es la razón para que no sea creíble? ¿Entonces para qué gastamos en una campaña, si ya lo definieron las encuestas? Dejemos de gastar dinero y de distraer a la gente y que las encuestas determinen quién ganó. Eso no pasa en ninguna parte del mundo.
¿O qué, sólo hay democracia cuando ganan otros y no cuando gana el PRI? ¿Cuando pierde el PRI sí hay democracia, pero cuando gana no? No estoy de acuerdo con que la elección ya está decidida. Se cuentan los votos, no las encuestas.
–Cuando afirma que se puede perder la oportunidad de tener al mejor presidente, ¿quiere decir que un voto basado en el enojo social puede ser equivocado?
–Cuando alguien vota enojado, molesto, irritado, casi siempre se equivoca. “El exhorto es que no sea el enojo, en la urna, el que decida el voto. Buscamos ganar, pero si alguien anticipa que ya ganó, sabe que no. Todavía falta la elección.
–¿No estamos ante el fin del PRI?
–No. Está vivito y coleando./ CON INFORMACIÓN DE LA JORNADA