En México la esfera política es una víctima más que padece la violencia de la delincuencia organizada a través de las extorsiones e intimidaciones, que logra desincentivar la participación de los ciudadanos en el proceso electoral y es capaz de disuadir el voto en algunas regiones, de acuerdo con Laura Chinchilla, expresidenta de Costa Rica y politóloga. Un problema que resulta de importancia estratégica para el gobierno que viene, a decir de la líder de la Cátedra Latinoamericana de Ciudadanía en la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. El abandono de la intención de ser votado por motivos de seguridad es, para la politóloga, una claudicación desde el punto de vista democrático, pues no son los votos de los ciudadanos los que ponen a los candidatos, sino la voz del crimen organizado./EL ECONOMISTA