«Yo casi no lo he dicho esto a nadie, pero cuando leí el caso que publicaste de la niña violada de nuevo tuve pesadillas» así comienza el relato enviado al correo de Periodismo a toda prueba, un relato crudo pero honesto de una mujer que se aferró a construir un destino distinto.
«A mí me pasó, exactamente a esa misma edad. Fue mi padre. Me imagino que él pensó lo mismo, que si no había penetración, no me estaba violando, sin embargo, el cerebro cambia para siempre. Comenzó cuando yo tenía 3 años, hasta como a los 6 o 7 y cuando comencé a presentar problemas de conducta el abuso paró»
Mi cerebro lo reprimió por muchos años. Desde los 18 años, he estado en diferentes terapias, es decir, desde hace 30 años.
Comparto mi historia Yohali, porque no quiero que las personas piensen que el recuperarse de haber sufrido abuso sexual es cualquier cosa. No solo se trata de echarle ganas ni de voluntad.
La mayoría de las personas tenemos desconocimiento sobre lo que sucede al cerebro morfológica y neurológicamente de un infante abusado. Las secuelas son diferentes en la parte emocional dependiendo si fuiste violado por tus padres, por un pariente o un desconocido. Yo he estado internada (hace 2 años fue la última vez) en múltiples ocasiones en el psiquiátrico. Me diagnosticaron un montón de enfermedades que no tengo, bipolaridad, síndrome limítrofe de la personalidad, epilepsia, psicosis.
Gracias a mi psiquiatra, la doctora Bertha quien no dejó de visitarme un solo día y me comprende mejor que mi propia madre, he podido continuar.
Como tu dices, nadie se imagina el dolor. Pero no todas las personas tienen los factores mentales que en mi se han conjugado para que yo esté sana y viva. Yo estoy en un tratamiento específico que se llama EMDR (EYE MOVEMENT DESENSITIZATION AND REPROCESING) para el Síndrome de Stress Postraumático. Pero derivado de todo esto pues he perdido mucho tiempo de mi vida, sobre todo los últimos 10 años, han sido muy difíciles.
En una ocasión me recetaron un antidepresivo que en lugar de ayudarme me perjudicó, me tuve que internar, tenía alucinaciones e incluso perdí la memoria. Cuando salí del internamiento no me acordaba del nombre de las cosas, no entendía lo que me decían, o sea, mi cerebro no podía decodificar qué significaban las palabras. Era como si me hablaran en chino, así literal y también perdí la voz, dejé de cantar y olvidé como tocar el piano, me quise morir. La grabación que te envié, es obvio, después de años de haber buscado mi voz por ser una aferrada como soy. Tuve que comenzar de nuevo, regresé a clases de canto, me puse a leer como loca para recuperar la comprensión.
Toda mi vida pensé que yo era un ente raro, que había nacido torcida, hasta que una psiquiatra se interesó en mí como persona, no como un caso. Me aplicó el tratamiento adecuado. Lo que yo tenía el Síndrome de stress postraumático, tenía amnesia postraumática y no recordaba el abuso. Cuando comencé a recordar no lo podía creer.
Cuando comenzaron los recuerdos lo evadí y pensaba siempre «eso no pasó así», porque además mi madre lo sabía y no hizo nada. Ahora que le comento a ella lo mal que me siento, ni caso me hace.
Al leer el caso de la chiquita que hiciste público, me cayó una cubeta de agua fría.
La cuestión es que el leer ese caso se derrumbó una barrera y comenzaron a llegar más recuerdos y con ellos la confirmación de que sí fue mi padre, que sí ocurrió, que no estoy inventando ¡nada!, que no estoy loca y no nací enferma mental, como me decía mi madre.
Nadie me ha ayudado, perdí amistades porque de repente me desaparecía de todos lados. Nadie sabe que me han internado, nadie sabe todo esto y sé que me consideran como algo rara, antisocial, mala amiga. Así que cuando he necesitado ayuda, nadie me responde ni ha estado ahí. Hoy tú lo estas.
Otra consecuencia es la mala elección de pareja. Mi esposo la verdad es abusivo y me costó años darme cuenta, -para mi era como normal-. Violencia económica, psicológica. Es esa violencia llamada machismo. Crecí con eso, a eso me acostumbré.
Pero ya a éstas alturas de mi vida, ¿a quién le importa? ya no habrá justicia para mi Yohali. Este señor, mi padre, ya murió hace mucho y se llevó la justicia con él.
Ojalá hubiera nacido siendo hombre, así mi padre no se habría fijado en mi y mi madre no me habría maltratado de esa forma, me habrían respetado más por ser hombre. O sea, me habría tratado como al «Rey de la casa».
Yohali, mi doctora Bertha, -mi psiquiatra- dice que soy un milagro, (creo que lo dice porque me ha agarrado cariño). Dice que es impresionante cómo me he recuperado. Ella pensó cuando me conoció que iba yo a terminar internada de por vida en un psiquiátrico.
Además con todo y todo, como dicen, he criado a mis hijos y creo que no lo he hecho tan mal. Son buenas personas, inteligentes, todo lo cuestionan y eso me encanta, son como yo en eso.
Pero, sabes, hay cierta tristeza que vive conmigo. La nostalgia de algo que nunca tuve.
Cuando veo buenos padres con sus hijas, aún me pregunto ¿qué se sentirá?.
No ha sido solo de echarle ganas, casi me ha costado la vida y se me han ido años de vida en la recuperación. Qué bueno que no se me nota. Así que como decían las abuelitas: La procesión se lleva por dentro.
La mía es una batalla diaria y a veces la tristeza avanza dos pasos y como que me invade. No es fácil ser mujer, no sé si solo en éste país, pero para mi no lo ha sido.
En diciembre me van a hacer una histerctomía, otra lata de la mujer. En unos días entraré a cirugía, así que pensé que si algo me pasara quería contarte mi historia y que la transmitas. Porque sé que si muero y nadie sabe lo que me pasó, nunca voy a poder honrar a la niña que yo fui, a la niña «G» que merece todo mi amor y reconocimiento.
Te envío un abrazo. Aprecio mucho que me leas y todo el trabajo que haces para ser la voz de los pequeños inocentes. Cuídate mucho reportera Yohali, ya sabes que en éste país se encarcela la verdad y a todo el que trata de defenderla».
Siempre lo he dicho y hoy, después de compartirles la historia de «G» lo reafirmo. Si sufres algún tipo de violencia, envíame un correo a [email protected] no estas sola (o) podemos juntos buscar ayuda y enfrentarlo.