Fueron semanas de tensión interna en el GCDMX, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, así como los grupos de poder dentro del perredismo en la capital, después de que Miguel Ángel Mancera dejara el cargo como jefe de gobierno y el respaldo para el sustituto José Ramón Amieva. En la Asamblea dejaban correr el tiempo, era claro que el nombramiento tendría un costo, el dictamen estaba en suspenso hasta que los factores de poder obtuviera su objetivo. Por la tarde del viernes 13 de abril volvió a aparecer el personal que se llevaría las cosas que aún quedaban de José Ramón Amieva en la Secretaría de Desarrollo Social, concluir la mudanza y ver la cara de tranquilidad del funcionario por el viejo edificio del Ayuntamiento era la señal que muchos esperaban, por fin lo nombrarían jefe de gobierno sustituto. En esos días se abrieron varios frentes, quizá el principal fue la batalla por el manejo de los recursos del gobierno a través de la Secretaría de Finanzas, que aún encabeza Édgar Amador, así le daban sabor a la confrontación interna./OPINIÓN ESPERANZA BARAJAS EN EL HERALDO DE MEXICO