Ayer tuve un encuentro fugaz con Cuauhtémoc Cárdenas a la salida de un restaurante en el sur de la ciudad. Simplemente me acerqué a saludarlo mientras él conversaba con un par de amigos; y no puede evitar decirle: “qué diferencia entre la izquierda de usted y la de hoy… lo extrañamos”. Me sonrió educadamente y estrechó mi mano; me di la media vuelta y prudentemente me retiré. En el camino me quedé pensando en las muchas veces que lo he visto de cerca, pero hay una que nunca olvido: en el Zócalo, en el 94. Me abrí paso a empujones y aprovechando mi estatura, llegué hasta él, para por primera vez, darle la mano. Después de eso nos hemos cruzado en innumerables ocasiones y aunque nunca hemos sostenido una charla, la buscaré. Hoy, que José Ramón Amieva ha sido nombrado nuevo Jefe de Gobierno, no puedo más que mirar con cierta nostalgia al pasado. Sin duda, la figura de Cárdenas ha sido mucho muy superior al resto de los gobernantes de izquierda. No hizo gran cosa por la ciudad, porque de inmediato ambicionó otra vez la Presidencia y dimitió. Así que su único logro, que no es menor, fue el de establecer el primer gobierno democrático de la ciudad./OPINIÓN RODOLFO HIGAREDA EN LA RAZÓN