¿Cómo evitar que la violencia arrebate las presidenciales en México?
En lo que va del año 24 políticos han sido asesinados, casi uno por semana. Aunque en la última semana, del 8 al 15 de abril, dos casos fueron registrados. Primero el de Maribel Barajas, de 25 años, y quien aspiraba a un puesto de diputada local con el Partido Verde Ecologista en Michoacán.
- El cuerpo de la joven fue hallado el 12 de abril junto a su vehículo dentro del Rancho Las Flores en Morelia; al respecto, la Procuraduría de Justicia de Michoacán dijo que tenía entre 24 y 36 horas de haber muerto; sin embargo, nunca hubo una denuncia por su desaparición.
- Mientras que este 15 de abril se dio a conocer la muerte de Juan Carlos Andrade Magaña, presidente municipal con licencia de Jilotlán de los Dolores, en Jalisco, quien fue agredido a balazos la noche anterior después de acudir a un velorio; había solicitado licencia a su cargo para buscar la reelección por Movimiento Ciudadano (MC).
- Esta oleada de ataques, considerando el inicio del proceso electoral, el 8 de septiembre de 2017, suma 65 candidatos a puestos de elección, así como alcaldes, exalcaldes, regidores e integrantes de partidos políticos en diferentes entidades del país que han sido asesinados.
Para el centro de estudios InSight Crime que estos hechos se den en la antesala de las elecciones presidenciales de julio, dirige una vez más la atención hacia la influencia de las organizaciones criminales en la política nacional, con la advertencia de expertos sobre los efectos negativos que estos delitos han tenido históricamente en la participación ciudadana el día de las elecciones.
Según un reciente estudio de Sandra Ley (@sjleyg), profesora del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), los elevados niveles de violencia han aumentado los índices de abstención electoral en elecciones anteriores en México.
La violencia y la creciente actividad y presencia del crimen organizado en México ha transformado la experiencia electoral. Por un lado, es durante los ciclos electorales cuando los grupos criminales buscan mostrar con mayor fuerza su poder bélico, atacando a autoridades y candidatos locales, alterando así la dinámica electoral local. Sus amenazas han alcanzado también a votantes y al mismo proceso de organización de las elecciones. /CON INFORMACIÓN THE HUFFINGTON