México de luto (una vez más)

En una amena charla con uno de los corresponsales de Colombia miembro de la red Narcosul, especializada en temas del narcotráfico, nos decía que no cabía de asombro con la actitud de los mexicanos.
Recién lo habíamos informado sobre el hallazgo de las fosas en las que se presume fueron a parar los estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero, y nos mencionaba que es increíble que pase eso sin que la sociedad haga algo, pero lo más terrible, dijo, es que en la población hechos sangrientos les sea ya normal.
Por supuesto, gracias a nuestros informes, los periodistas de esta red saben del caso Guerrero y otros, y la mayoría coincide en que se nos ha hecho costumbre ver cómo se ejecutan masacres siempre por las mismas causas; si no es el narcotráfico, son los caciques, los políticos corruptos, o el mismo ejército.
En este caso, les es inconcebible que estudiantes hayan sido raptados por delincuencia organizada y ejecutados con la ayuda de las autoridades policiacas y políticas.
El procurador del estado salió este domingo a confirmar lo que ya habíamos adelantado en este espacio, que el grupo de narcotraficantesGuerreros Unidos y la policía levantó y ejecutó a los normalistas.
Solo falta la confirmación, es verdad, pero sabemos que los criminales de la droga eso hacen, a eso se dedican, y de comprobarse la identidad de los cuerpos en Iguala, estamos ante un hecho que marcará un antes y después en la narco-política de México.
Y es que desde los ataques en las calles de Iguala lloran en 43 hogares por sus seres queridos, pero las fosas y los cuerpos encontrados recientemente sumirán en la tragedia a 28 de ellos.
Aquí los culpables no son solo quienes ejecutaron a los estudiantes, sino también aquellos que se dedican al poder y que juraron ejercer un cargo en el que va implícito en primer instancia garantizar la seguridad y la integridad de sus gobernados.
Ellos permitieron que Guerreros Unidos no solo infiltrara, sino que tomara el control de la localidad y este delito también debe ser castigado severamente; 28 hogares lo exigen y 43 familias lo esperan.
Lo que está pasando en Guerrero tiene un nombre y se llama impunidad, el crimen ha infiltrado a la política, y no se sabe a ciencia cierta hasta qué niveles. El Senado de la República debe actuar ya, y ejercer su facultad de desaparición de poderes en la entidad para garantizar la seguridad.
El Partido de la Revolución Democrática (PRD), que postuló al gobernador y al presidente municipal en cuestión, tiene la obligación moral de explicar las razones que llevaron a impulsar la carrera de un delincuente. Se lo debe a sus electores, a la sociedad en Iguala y a México.
Lo que viene para el gobernador Angel Aguirre Rivero es un inevitable linchamiento público ¿Merecido? tal vez, porque los abusos ya no quedan en el ámbito local;  las redes sociales y las marchas multitudinarias le harán ver día a día que también él tiene culpa al permitir en Iguala —y quién sabe dónde más—, un virtual narco-municipio.
Los guerrerenses votaron por una democracia sin asesinatos, sin fosas, y lo que se ve hoy es el gran dolor de muchas personas y numerosos sobrevivientes desconsolados.
Si es necesario que el gobernador Aguirre Rivero pida licencia para no entorpecer las investigaciones federales, que así sea. Guerrero no puede ser más un Estado fallido. Aquí estamos hablando de la perversión del poder.
PARA EL REGISTRO Señor procurador de Guerrero, Iñaki Blanco, no se equivoque, la competencia para perseguir la delincuencia organizada ciertamente es responsabilidad del Gobierno Federal, pero acusar al Estado Mexicano de los hechos en Iguala es querer entrar a un juego mediático para no señalar la responsabilidad del origen de esa delincuencia y, al menos en este caso, los orígenes son el municipio que se dejó corromper, y el Estado de Guerrero que hizo caso omiso a las múltiples denuncias de que el narcotráfico había tomado la localidad. Aquí hay culpables municipales, estatales y federales. *** Algunos nos preguntan si el secretario Osorio Chong también saldrá a atender a los familiares de Ayotzinapa cuando lleguen en marcha al Palacio del Covián… ¿mal haría si no lo hace verdad? Gracias y buen inicio de semana.
 
 

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