Dile al coordinador que si ellos deciden que José Ramón Amieva sea la propuesta para ser ratificado como jefe de Gobierno sustituto de Miguel Ángel Mancera, nosotros no tenemos ningún problema, dijo un enviado de Morena a la Asamblea Legislativa. Lo que pareciera un gesto de buena voluntad de los morenos con sus pares del PRD o con el mismo encargado de despacho de la Ciudad de México, puede leerse de varias formas, especialmente de tres. La primera es que quieran apoyar el nombramiento definitivo de Amieva en la Jefatura de Gobierno, a cambio de que les retribuyan el favor y aprueben los relevos que Morena propone en las delegaciones que domina y cuyos titulares saltaron por una diputación. Una segunda lectura es que en serio quieran que el encargado de despacho se quede, porque es un secreto a voces que su corazón está con Alejandro Encinas y que es más moreno que amarillo, por lo que no operaría en contra del pejismo durante el proceso electoral. Y la tercera, que se puede interpretar como el beso de Judas a Amieva, pues el espaldarazo de los morenos pudiera ser el clavo que los enemigos del funcionario quieren en su ataúd./OPINIÓN ADRIAN RUEDA EN EXCÉLSIOR