A unos cuantos días de que termine el año, muchos son los cuestionamientos que nos hacemos sobre lo que hicimos, lo que dejamos de hacer o lo que nos deparará el destino el año que entra; y quizá esto último es lo que más nos preocupa, asusta, causa miedo o ansiedad. El temor a la muerte y lo que ello conlleva, es algo que nos preocupa y ocupa parte de nuestro tiempo; dejando pasar de largo las pequeñas grandes cosas de la vida, como por ejemplo disfrutar de la naturaleza, de la familia y los seres queridos.
Y es precisamente en estas fechas, cuando los sentimientos están a flor de piel –por todo el entorno de camaradería, fraternidad, solidaridad, etcétera- cuando nos espanta el futuro, sobre todo porque no queremos enfermarnos, y menos morirnos como le sucedió a tal o cual familiar o conocido; aunque en la práctica no hagamos nada por llevar una vida saludable. Entonces, en lugar de sufrirla hay que vivir la vida plenamente con sus pros y sus contras.
En el caso de aquellas personas que cursan por una enfermedad, más si se trata de algo grave como es el cáncer (en cualquier de sus modalidades) la actitud ante la vida y cómo asuman el padecimiento, les permitirá o no disfrutar las celebraciones decembrinas.
Ante este escenario, la pregunta sería: ¿Cuál debe ser la postura de familiares, amigos o cuidadores que conviven con este tipo de enfermos; en especial estas fechas, cuando por lo general (el paciente) se deprime o expresa su negatividad ante todos y ante todo lo que lo rodea, creando con ello una atmósfera de tensión?
De ahí “la importancia de que los pacientes con algún tipo de neoplasia tengan un acompañamiento psicológico, es crucial para el paciente porque puede hacer la diferencia para entender qué es lo que necesito, dónde lo puedo encontrar. De entrada debemos reconocer que no es nada sencillo primero, enfrentar un diagnóstico de cáncer, y menos aún reflexionar cómo el padecimiento va a cambiar nuestra vida, nuestro entorno”, informó Alejandra Platas de la Mora, psicooncóloga del Instituto Nacional de Cancerología (INCan).
Ante la proximidad de las fiestas decembrinas “se vale quitarse los lentes del cáncer, se vale dejar de ver nuestra vida y la vida del que tenemos al lado, del ser querido todo a través del cáncer para realmente poder disfrutar el momento”, sugirió.
“Son fiestas, tengo ganas de comer, tengo ganas de pasármela bien y estar con mis seres queridos; y es ahí donde nos tenemos que parar un momento y olvidarnos de la enfermedad para dar paso a la convivencia”, argumentó.
En entrevista con Hablemos de cáncer…sin miedo, la especialista acotó que el objetivo es que el enfermos se olvide de la enfermedad y que haga lo que le gusta hacer. Disfrutar el aquí y el ahora, que hoy estamos aquí y que estamos vivos; que tenemos que aprovechar este momento, independientemente de tener un diagnóstico (de cáncer) o no, o incluso ya tener tiempo con la enfermedad”.
Ahora existen tratamientos innovadores –para todos los tiempos de neoplasias- que debemos aprovechar, porque nos permiten aumentar la expectativa de vida.
La también cofundadora de Médicos e Investigadores en la Lucha contra el Cáncer de Mama (MILC) expresó que “una gran reflexión que nos debe quedar para este año, cerrando con todo lo que se vivó en septiembre (terremotos) nos vino a demostrar que nadie tiene la vida comprada, entonces si la tenemos, enfermoso no, hay que disfrutarla”.
En conclusión –insistió Platas- la idea es olvidarnos todos (pacientes, familiares y cuidadores) de la enfermedad, sea cáncer o cualquier otro padecimiento y “disfrutar de estas celebraciones que invitan a la convivencia, a la reconciliación, a disfrutar el aquí y el ahora”.
Así que –con todo respeto- para los pacientes, intenten disfrutar en la medida de lo posible, no tanto de estas festividades, sino más bien de la compañía y afecto de los seres queridos. Mientras que a la familia o cuidadores los invito a olvidarse de la enfermedad, de los medicamentos para realmente poder disfrutar de la celebración, integrando al enfermo a la cena –si su condición se lo permite-, al intercambio (de regalos) y por qué no, hasta el baile.
Felices fiestas mis “guerreros” contra el cáncer, y no se les olvide que la actitud es crucial para darle la batalla a la enfermedad o cualquier circunstancia que la vida nos presente. La muerte, es lo único que tenemos asegurado, entonces luchemos por recuperar o lograr la salud.