Desde que el narcotráfico irrumpió en la escena política, económica y social de México, nos hemos acostumbrado a ver organizaciones criminales todopoderosas que corrompen lo mismo a autoridades municipales, que al político prominente o mandos medios y altos del Gobierno Federal.
Hace unos días en un interesante panel de discusión, expertos extranjeros en el tema advirtieron del fin de los cárteles como monopolio. Aseguran que la dinámica del tráfico de droga se ha modificado, y las organizaciones mexicanas han preferido restarse poder en pos de mayor eficacia para el trasiego de enervantes.
Los investigadores de la ONG InSight Crime, Deborah Bonello, Héctor Silva Ávalos, y Mike LaSusa, coincidieron en que la discusión en los medios mexicanos en los últimos días sobre el sucesor de Joaquín «El Chapo» Guzmán como líder del Cártel de Sinaloa ignoró un hecho clave: que la era de los carteles monolíticos y todopoderosos en México ha terminado.
Estos analistas afirman que la organización de Sinaloa ahora funciona más como una federación que como una corporación, por lo que un «jefe» es poco probable que sea capaz de imponer su poder y la voluntad en todas sus operaciones.
Y puede que tengan razón. La lucha intestina por la dirigencia que desde hace meses sostienen los hijos de Guzmán Loera, Ivan Archivaldo y Alfredo, con «Los Dámasos», padre e hijo muy allegados al capo, no ha afectado en mayor medida la operación del cártel.
Consultado al respecto, una fuente en el gabinete de seguridad asegura que luego de la recaptura de «El Chapo» se esperaba no solo un reacomodo natural en la dirigencia, sino una afectación en el trasiego de drogas.
Sin embargo, alerta esta fuente, todo parece indicar que el cártel con «El Mayo» Zambada a la cabeza, ha logrado sortear la crisis y sus operaciones están intactas, tan solo con una afectación menor. Es más, nos dijo, también se preveía un río de sangre por la lucha interna, pero tampoco eso ha pasado.
Tal parece entonces que los cárteles mexicanos han dejado atrás esa dinámica gigantesca y centralista que buscaba imponer poder, y han optado por una fragmentación ordenada y productiva como nuevo organigrama.
PARA EL REGISTRO Preguntan a periodistas sobre la situación del periodismo actual. En propia voz, aseguran que la profesión-oficio vive dos tipos de crisis: la primera es la económica que lleva casi una década reflejándose en todos los ámbitos de la sociedad, y la segunda, el cambio de hábitos que se ha producido en los receptores de la información a la hora de acudir a los medios de comunicación. Los periodistas tienen claras las principales causas de esta crisis de confianza que se ha generado en la sociedad, entre las que destacan el amarillismo y el sensacionalismo, que ha hecho de la profesión-oficio un espectáculo… ¡cómo no va a serlo si aquí en México hasta los periodistas son protagonistas de ese amarillismo y se convierten en delincuentes! A saber, un “bad hombre” (Mauricio Camberos, un ex director del periódico nacional La Prensa) tenía el jersey del destacado jugador de futbol americano Tom Brady en su casa en México. Lo robó del casillero en plena fiesta deportiva en los Estados Unidos. Ya veo venir al tirano Donald Trump justificando su muro. Este mal periodista nos ha estigmatizado en el mundo entero. Lamentable. Gracias y hasta mañana.
@betata75