La majadería del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, no deja de sorprendernos. Este hombre irritable va de agresión en agresión hacia nuestro país ante la complacencia de un gobierno mexicano que peca de ingenuo o muy falto de habilidad política.
Se diga lo que se diga, no hay condiciones para que el Presidente Enrique Peña Nieto vaya a Washington la próxima semana para entrevistarse con este hombre. Ordenar la construcción del muro fronterizo es la gota que derramó el vaso en los ataques contra México y es una ofensa inaceptable.
No quiero pecar de excéntrico nacionalista, pero como diría la máxima, la patria es primero, es hora de las definiciones, y el Presidente no debe pisar suelo norteamericano por muchas razones: primero, porque acudir es arriesgarse a ser exhibido y maltratado; y segundo, por la obvia razón de que no hay nada que negociar y porque no se puede dialogar ni bajo amenaza, ni bajo los hechos cumplidos contra México.
Insisto, es una majadería total que el gobierno de los Estados Unidos firme una medida para construir el muro fronterizo, y que en el cuarto trasero les de atole con el dedo a los secretarios de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, y de Economía, Ildefonso Guajardo, quienes buscan allá rescatar algo para México del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Lo ideal ante tanta vejación es una posición seria del gobierno de Mexico, y Peña Nieto está obligado a cancelar su visita como una respuesta de dignidad, pero también como un mensaje claro de que el gobierno mexicano no acepta decisiones unilaterales. Con este hombre irracional es incontrolable la manera en la que Estados Unidos tiene de hacer las cosas, y mientras no haya alguna definición interesante e importante no hay que ir a Washington.
Analistas estadunidenses opinan en este sentido, y aseguran que las condiciones son impropicias para un viaje de esta naturaleza, y más cuando el anfitrión practica de manera efectiva el arte del bullying político.
Si el presidente Peña Nieto decide viajar a pesar de todo, corre un gran riesgo político en su país. Por primera vez voces tan dispares como la de Andrés Manuel López Obrador, Manuel Bartlett o Cuauhtémoc Cárdenas lo apoyan y aseguran que no es necesaria nuestra presencia en aquel país en protesta.
El Presidente corre el riesgo de renunciar a este momento de unidad y perder la oportunidad de oro de la que hablaba en mi entrega anterior. De ir, dará la imagen de un gobierno entreguista y dilapidará gran cantidad del poco capital político que aún posee.
Sí, es momento de unidad, y sí, podremos no estar de acuerdo en su gobierno, pero esta es una agresión extranjera que no podemos ni debemos permitir y si viaja será un error que el pueblo de México no le perdonará.
¿Qué sigue?, adelantemos vísperas. Pueden pasar muchas cosas igual de graves, pero de ir y fracasar en la reunión con el rencoroso Trump, ya se habla de que México salga inmediatamente del TLCAN, se apliquen medidas comerciales contra los Estados Unidos y se retire inmediatamente al embajador mexicano de Washington. Sí, a ese grado hemos llegado. Lamentable.
PARA EL REGISTRO Gracias, hasta mañana.
@betata75