En su búsqueda por aprobar una reforma migratoria o al menos implementar instrumentos que regularicen la situación de millones de migrantes en los Estados Unidos, el presidente Barack Obama ha comenzado a mover su piezas, y lo ha hecho en México.
Cuentan en los pasillos de la política estadounidense que la nominación de María Echaveste para ocupar la embajada de los Estados Unidos en nuestro país es una jugada doblemente estratégica del mandatario.
Por un lado, de ser ratificada por el Senado de EU, la experiencia de Echaveste podría beneficiar a ambos gobiernos ya que se tendría en la sede diplomática a un personaje con destreza en asuntos migratorios, sector en el que ha enfocado su carretera profesional.
Y por el otro, el origen latino –y sobre todo mexicano– de esta destacada abogada podría allanar la tumultuosa relación que han protagonizado ambos países desde hace algunos años, y que no ha despegado por el bajo perfil de los anteriores embajadores.
Obama nombró en 2011 a Carlos Pascual, quien tomó posesión de la sede el 21 de octubre del mismo año, con el objetivo de entender, entre otras cosas, la guerra que México sostenía con los cárteles del narcotráfico y sus constantes masacres a lo largo del país. Pascual, quien tiene una trayectoria envidiable en torno a escenarios de conflicto, pasó con más pena que gloria por la embajada.
La misma suerte ha corrido Earl Antohny Wayne, quien a pesar de ser un destacado diplomático no ha logrado conectar con el gobierno mexicano, como en algún momento lo hiciera el ex embajador Anthony Garza durante el gobierno de George W. Bush.
Sin embargo, el perfil de María Echaveste puede abrir posibilidades de coordinación y colaboración con la administración de Enrique Peña Nieto. Su origen mexicano y su labor en pro de migrantes son un plus que el gobierno de México tendrá que aprovechar.
En la década de 1950, los padres de María emigraron a EU como parte del programa «bracero”, que llevó olas de mexicanos para trabajar a los estados del suroeste nortamericano, en específico al sur de Texas.
Para cuando tenía 12 años, su familia se mudó a la zona de Oxnard, California, siguiendo los ciclos agrícolas. Como la mayor de siete hijos, María se convirtió en una madre sustituta para sus hermanos menores.
Echaveste pasó la mayor parte de su infancia en la vivienda para los trabajadores agrícolas migrantes en el centro de California. Su familia vivía en dos habitaciones con pisos de concreto, donde se tenía que conseguir agua en un edificio aledaño a varios cientos de metros.
Reconoce a sus padres, María y Refugio, por inculcarle siempre el buscar unión familiar y vecinal para una vida mejor, a pesar de que en cierta temporada su padre perdió el trabajo y tuvieron que vivir en un albergue y recibir asistencia pública.
Tratando de escapar de su tétrico ambiente y la recia crianza de su padre, Echaveste volteó hacia el mundo de los libros. Ella floreció en la escuela, pero su futuro académico por poco no se cumple cuando su padre trató de impedir que aceptara una beca para la Universidad de Stanford. Decidida, se graduó en 1976 con altas calificaciones en esta prestigiada universidad.
Al breve tiempo tomó una asignación en la Comisión de Derechos Civiles de Estados Unidos, además de obtener su título de abogado en la Escuela de Derecho de la Universidad de California en 1980.
Fue Coordinadora Latina para la campaña electoral y subdirectora de personal para la transición de gobierno del presidente Bill Clinton y ha sido habitualmente utilizada como ejemplo para promover historias del «sueño americano».
El presidente Enrique Peña Nieto debe reconocer el origen latino de Echaveste como un activo valioso para relanzar la relación bilateral México-EU, y tiene la oportunidad de replantear y adecuar su estrategia migratoria que no ha dado los resultados esperados.
Es más, tal vez sea el momento de darle al Instituto Nacional de Migración una exhaustiva revisión, ya que se mantiene como una dependencia obsoleta y obtusa, además de que trabaja con objetivos no apegados a la nueva realidad. Gracias y buen fin de semana.