La sepsis continúa siendo una de las principales complicaciones intrahospitalarias en todo el mundo, responsable de miles de muertes en niños con cáncer. Se han propuesto diferentes biomarcadores para la discriminación del niño séptico del que no lo está; sin embargo su introducción y uso rutinario en los programas de control y vigilancia aún es reducido.
La sepsis consiste en una respuesta inflamatoria del cuerpo humano que actúa como un mecanismo de defensa ante una infección grave, generalmente producida por bacterias, aunque también puede estar desencadenada por otros microorganismos como hongos, virus o parásitos. Esta reacción exagerada del sistema inmune es realmente grave y puede llegar a causar la muerte en aproximadamente uno de cada tres casos, ya que impide que la sangre realice sus funciones con normalidad, pudiendo formarse coágulos de pequeño tamaño que interrumpen el flujo sanguíneo a órganos vitales
En antaño si se presentaban casos de sepsis en niños sanos y niños con cáncer, el criterio médico –por lo general- era enfocar “las baterías” para sacar de la emergencia al primero de estos, bajo la lógica de que el segundo, es decir, el niño con cáncer, lo más probable es que por su condición inmunosuprimida pudiera fallecer en cualquier momento.
Sin bien es cierto un niño con cáncer tiene un mayor riesgo de complicar su estado de salud, también lo es el hecho de que hoy en día la posibilidad de que un paciente oncológico pediátrico con sepsis pueda salvar la vida, al igual que un niño sano con cuadro de sepsis; lo cual dependerá de la prontitud con que se atienda la emergencia.
De ahí que si un niño con cáncer presenta repentinamente fiebre, diarrea, dolor abdominal y alteraciones en su respiración y su frecuencia cardiaca se debe acudir inmediatamente al hospital a fin de evitar cualquier complicación a su ya débil organismo. El cáncer en cualquier niño favorece la presencia de sepsis.
Los niños con cáncer presentan diferente tipo y gravedad de inmunocompromiso, ya sea por su enfermedad de base o por los tratamientos que reciben. La presencia de neutropenia febril (NF) constituye una complicación frecuente y una emergencia infectológica.
Se estima que un niño con una leucemia linfoblástica aguda (LLA) –la patología oncológica más frecuente en pediatría-recibe tratamiento de quimioterapia dos años en promedio; período en el que presenta alrededor de seis episodios de NF.
Las infecciones representan las complicaciones más frecuentes en menores con cáncer producen una significativa morbi-mortalidad.
“Un niño con cáncer tiene diez veces más riesgo de contraer infecciones graves (sepsis) y riesgo de complicarse que un niño sano”, afirmó Adolfo Cárdenas, jefe de Medicina Crítica del Hospital Infantil Teletón Querétaro.
En entrevista con Hablemos de Cáncer…sin miedo informó que es más frecuente la presencia de sepsis en niños con algún tipo de cáncer hematológico –leucemias y linfomas- por la facilidad de poder contraer virus, bacterias y hongos.
La leucemia es el cáncer más común en niños, con cifras que van de 60 a 100 nuevos casos anuales por cada millón de habitantes; de los cuales la leucemia linfoblástica aguda representa el 81.5 por ciento de los casos, además de ser la segunda causa de muerte en niños de entre 1 y 14 años de edad.
Es de tal padecimiento es mayor que a la asociada con infección por VIH/SIDA , diabetes mellitus, enfermedad coronaria e hipertensión arterial. Aunado a ello, se considera que los pacientes con cáncer importancia de la interacción entre cáncer y sepsis que algunos autores coinciden que la incidencia de este tienen 9,8 veces más riesgo de desarrollar sepsis, que la población general.
El especialista en Terapia Intensiva dijo en el caso de los niños con Leucemia Meloide Aguda la profilaxis que se sigue es antibacteriana, a fin de disminuir la mortalidad, mientras que el tratamiento hospitalario en la primera hora es con antibióticos, acompañados de un manejo de soporte para estabilizar al paciente que por lo regular presenta problemas respiratorios.
Estando el pequeño en casa se deben extremar las medidas de higiene tanto en la casa como en el paciente a fin de prevenir cualquier infección, que en su condición puede derivar en sepsis.
Ante este panorama el abordaje diagnóstico, terapéutico y las medidas de prevención de las infecciones en forma apropiada constituyen un desafío para todo el personal de salud que atiende a diario a este tipo de pacientes.