REDACCIÓN. Cuando los consumidores compran artículos de piel, es probable que ni se imaginen que sus cinturones, bolsos o zapatos puedan NO estar hechos de cuero de vacas o cerdos, sino de perros o gatos. Ésta no es una posibilidad tan remota, y sí es muy improbable que los compradores sepan qué les han vendido en realidad.
Distinguir la piel de gatos y perros de la de vacas, borregos y cerdos, no es una tarea fácil, lo que favorece a que los inescrupulosos fabricantes puedan hacer pasar la piel de gatos o perros por el cuero considerado legal.
Casi todo el cuero de perros y gatos viene de China. Ahora, los cambios en la cultura china, la creciente presión de Estados Unidos y un próximo nuevo tratado de comercio, se combinan para alentar la compraventa de este tipo de contrabando.
Estados Unidos vetó la importación de pelaje y cuero de perros y gatos, lo cual es castigado con multas de más de 10 mil dólares, como parte de la Ley de Protección de Perros y Gatos del 2000.
Un reporte arrojado por el Congressional Research Service, muestra que en el 2014, Estados Unidos importó desde China 8.5 mil millones de dólares en artículos de cuero. Es desconocido cuánto del gran total anual pudiera ser piel de perros o gatos.
La controversia sobre el cuero de perros alcanzó nuevos máximos en 2014, cuando un investigador de PETA Asia que trabajaba encubierto, descubrió que los perros eran asesinados para la producción de pieles en China.
De acuerdo con PETA -quien hizo un llamado a los consumidores norteamericanos a abstenerse de adquirir artículos de piel y remplazarlos con sustitutos veganos-, de 100 a 200 perros fueron sacrificados cada día para la producción de cuero en China, y esa piel era destinada para la exportación y venta en el mercado estadounidense.
Con información de The Guardian
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