NSJP: LA JUSTICIA DE TODOS PROMETIDA/ y VI

El propósito de escribir respecto del Nuevo Sistema de Justicia Penal ha sido el de llamar la atención sobre la materia que, desde mi perspectiva, es la más atingente en el México de nuestros días. Es muy importante el esfuerzo del Estado Mexicano por modificar las formas de la administración de dicha justicia. Son muchas las expectativas que se tienen y grandes las esperanzas de la ciudadanía de contar con una justicia pronta, eficaz y expedita.

Quisiera compartir la algarabía de algunos políticos y la convicción de que con este nuevo sistema avanzaremos “con paso firme y sin claudicar” en el combate contra el crimen. No es así. Mi pesimismo es consecuencia de concebir el sistema penal como parte de un todo. Y que, en los hechos, el Estado Mexicano ha olvidado. No se puede hablar de la reforma de un sistema penal como un ente aislado. Necesariamente se tienen que voltear los ojos hacia asuntos que los poderes públicos están soslayando: la política económica y en particular la generación de empleos y una adecuada remuneración de éstos; una verdadera y real reforma a la política educativa que permita ser el ancla de la transformación nacional; una  política social que, sin descuidar a los sectores más vulnerables, genere beneficios redistributivos y permita reducir la brecha abismal entre pobres y ricos y una reforma real al sistema institucional que elimine la corrupción.

En tanto se sigan realizando reformas parciales y concibiendo las políticas públicas de manera inconexa seguiré dudando del éxito de aquéllas que -como la del sistema de justicia penal- persiguen muy buenas intenciones, pero que carecen del acompañamiento de otras tantas que son indispensables para lograr que respondan a las necesidades y demandas de la población.

 

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