Mientras el tema «Chapo» se mantenga en las primeras planas de los medios de comunicación, cabría preguntarnos qué depara a nuestro país en este año que inicia en materia de crimen organizado.
Por supuesto, se seguirá derramando tinta por la captura de Joaquín Guzmán Loera, y por lo pronto se confirmó el inició del proceso de extradición a los Estados Unidos el cual podría tardar un año o más.
Ayer comentamos aquí que en el primer círculo de la seguridad nacional del gobierno de Enrique Peña Nieto se vive un fuerte debate por entregarlo, y a pesar de que el trámite formalmente ya dio inicio, no se ha decidido la suerte del criminal.
Según la Procuraduría General de la República, el proceso está ahora en la fase donde se le han concedido a Guzmán tres días (comenzando el 10 de enero) para «formular excepciones» a las solicitudes de extradición entregadas el año pasado por la Interpol, y 20 días más para sustentarlas.
Mientras esto sucede con este hombre, en nuestro país el crimen sigue. Después de cuatro años de disminución en los homicidios, México cerró el 2015 con un leve repunte en los asesinatos. El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública registró 17 mil 055 homicidios durante los primeros 11 meses del 2015, lo que significa una tasa de 12.9 por cada 100 mil habitantes.
Según analistas internacionales, aunque las organizaciones narcotraficantes mexicanas han sufrido algunos golpes y han debido reestructurarse a sí mismas, siguen siendo las más poderosas estructuras criminales en la región.
A esto hay que añadir que la fallida investigación sobre la desaparición de los 43 estudiantes en Ayotzinapa, Guerrero, junto con las denuncias sistemáticas de abusos por parte de las fuerzas de seguridad, asesinatos extrajudiciales y corrupción, han consumido el capital político del presidente, así como su capacidad para implementar medidas novedosas o presentar soluciones sociales o económicas de largo alcance.
Para estudiosos en el extranjero destacarán dos organizaciones principales, el Cartel de Sinaloa, de la cual «El Chapo» era un mero liderazgo simbólico, y el Cartel Jalisco Nueva Generación, así como una serie de grupos más pequeños, aunque poderosos, como Los Zetas, el Cartel del Golfo, la Organización Beltrán Leyva, entre muchos otros, los cuales competirán por el control de otros ingresos locales como la minería, el robo de gasolina y el tráfico de drogas a nivel local.
Según estos análisis, el gobierno mexicano seguirá tambaleándose durante 2016 y el crimen organizado seguirá reajustándose. No hay pues tal Misión Cumplida, tenemos crimen para rato a pesar de que «El Chapo» esté tras las rejas.
PARA EL REGISTRO Todos tenemos un Talón de Aquiles, y el del «Chapo» fue el corazón. Policías de Colombia expertos en la persecución de narcotraficantes asesoraron a México para recapturarlo. Varios generales retirados y oficiales activos colombianos viajaron a México por orden presidencial para «compartir experiencias» contra los carteles de drogas, y aconsejaron «estudiar muy bien el círculo de amantes, pues con 21 hijos que tiene se podían abrir muchas brechas». Ni hablar. Gracias. Hasta mañana.
@betata75