Redacción
A un mes de haber sido despedidos, este miércoles 13 de enero los ex trabajadores de la empresa Lexmark realizaron una manifestación en las escalinatas del Ángel de la Independencia, para exigir que se reinstale en su puesto de trabajo a 76 empleados.
El caso de la empresa Lexmark es sólo un ejemplo de las condiciones laborales que cientos de trabajadores soportan en las maquiladoras de Ciudad Jures Chihuahua, en donde a la semana un obrero cobra un salario de entre 500 y 700 pesos, si tiene suerte de realizar horas extras.
En octubre de 2015 la empresa multinacional autorizó un aumento salarial de 6 pesos, sin embargo de un momento a otro Lexmark se negó a cumplir el acuerdo ya pactado. Fue entonces que los trabajadores decidieron crear un sindicato independiente.
Aproximadamente 70 trabajadores se unieron para intentar registrar de la organización ante la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, pero ésta les negó el registro. Sin embargo, los nombres de los involucrados en la creación de éste sí fueron del conocimiento de Lexmark en Ciudad Juaréz, Chihuahua.
La empresa, al enterarse de las intenciones de los trabajadores, los despidió, en diciembre de 2015, y desde entonces los afectados instalaron un plantón afuera de la fábrica. El plantón de esa transnacional de unió a trabajadores de otras tres fábricas, los cuales vivieron circunstancias laborales similares.
Laos trabajadores explicaron que la intención de crear un sindicato independiente era mejorar sus condiciones laborales, pues muchos empleados llegan a realizar jornadas de más de ocho horas por un salario que no supera los 500 pesos.
Además de hacer frente al hostigamiento sexual que sufren las obreras, que en su mayoría madres solteras. Ellas manifestaron que para que les concedan horas laborales extras, es común que los jefes y supervisores les exijan favores sexuales.
Algunos trabajadores de la multinacional se sumaron a la lucha de sus ex compañeros, y el 7 y 8 de enero realizaron un paro técnico, que tenían contemplado extender hasta el 11 de enero. No obstante, Lexmark se preparó y ordenó el ingresó a elementos de seguridad pública, estatal y municipal a sus instalaciones, y amenazó con despedir a los trabajadores si continuaban con la protesta, por lo que la mayoría declinó el paro.