La Jornada
Pobladores de El Salto y Juanacatlán que desde hace al menos dos decenios padecen la cotidiana contaminación del río Santiago y el arroyo del Ahogado, insistieron en la poca efectividad de autoridades municipales y estatales para detener el grave problema que mantiene sin vida a los dos cuerpos de agua y a muchas personas enfermas no sólo de las vías respiratorias, sino de males que ponen en peligro su vida.
El alcalde de Juanacatlán, Refugio Velázquez, quien llegó en octubre pasado al cargo por el partido Movimiento Ciudadano, declaró que en su municipio -que se divide de El Salto por el río Santiago- se “han dado muchos casos de cáncer e insuficiencia renal”.
La asociación Un Salto de Vida, conformada por pobladores de ambos municipios que realizan activismo constante en busca de una solución integral, calculan que en los recientes 15 años tan sólo en El Salto se han dado casos de 524 personas con insuficiencia renal y 236 padecen cáncer debido a las emanaciones del río muerto y la gran cascada que arroja aguas pestilentes en las que se mezclan desechos industriales y orgánicos.
Raúl Muñoz, uno de los activistas más antiguos para el saneamiento del Santiago y quien forma parte del Comité Ciudadano de Defensa Ambiental, dice que en los seis años recientes han muerto por lo menos 600 personas por cáncer o insuficiencia renal, mientras la Secretaría de Salud Jalisco niega que se deba a la exposición a los contaminantes.
La planta de tratamiento de aguas residuales El Ahogado (inaugurada en marzo de 2012 por el entonces presidente Felipe Calderón) sólo sirvió para incrementar la deuda del gobierno del estado, pues la cuenca del río Santiago no mejoró y la promesa de que regresaría la vida de flora y fauna al río fue mera demagogia del anterior gobernador estatal, el panista Emilio González Márquez.
Para la construcción de la planta, el gobierno estatal adquirió una deuda de aproximadamente mil millones de pesos con la empresa estadunidense Atlatec, a cambio de que la obra le fuera concesionada por 17 años y medio.
Según varios estudios de asociaciones y universidades, las concentraciones de metales pesados, metaloides y coliformes fecales en las descargas de los drenajes del sur de la zona metropolitana y de las empresas del corredor industrial de El Salto, el más grande del estado, exceden hasta en 900 por ciento los límites permitidos.
Un caso que ilustra la contaminación ocurrió el 13 de febrero de 2008, luego que el niño Miguel Ángel López Rocha, de ocho años, murió tras una agonía de 19 días después de caer accidentalmente al río Santiago. La autopsia reveló que el menor tenía en la sangre niveles de arsénico al menos 400 por ciento mayores al máximo permisible.
Pese a lo anterior, el actual gobernador de Jalisco, el priísta Aristóteles Sandoval, al acudir durante los primeros días de diciembre a la cumbre ambiental en París, presumió la supuesta sustentabilidad ambiental de su gobierno pero evitó el tema del río Santiago y su ponencia en el foro se refirió al trabajo de Jalisco en materia forestal.
La Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (Proepa) al presentar un balance de lo realizado durante 2015 informó que el 85 por ciento de sus inspecciones fueron en la cuenca del ahogado y el río Santiago aunque ninguna fábrica fue cerrada.
El procurador David Cabrera Hermosillo señaló en su informe que la mayor cantidad de inspecciones realizadas fue a talleres mecánicos y bancos de materiales geológicos en todo el estado.
Las asociaciones ambientalistas han documentado que la mayoría de las 400 fábricas ubicadas en el corredor industrial de El Salto arrojan sus desechos en la cuenca del Ahogado, sumado al drenaje de unos diez municipios incluido Guadalajara que van a parar al río Santiago.