Regresa el ambulantaje al Centro; policías se hacen de la vista gorda

La Jornada

Foto Jesús Villaseca

Una década después de que fue retirado, el comercio ambulante regresó a la calle Corregidora con puestos a ras del suelo, donde lo mismo ofrece ropa, juguetes de moda y de peluche, que ropa interior de color amarillo y rojo para atraer el dinero y el amor; así como utensilios varios, ante la mirada de los policías, quienes argumentan: no tenemos la orden de retirarlos.

Entre empujones, los potenciales clientes se abren paso para ver la mercancía de su agrado y regatear un descuento; mientras los vendedores gritan el precio de sus juguetes, bufandas, muñecos y bisutería, que difícilmente se entiende, por el gran número de comerciantes concentrados entre la avenida Pino Suárez y la calle Erasmo Castellanos, a unos pasos del edificio del Gobierno del Distrito Federal.

Unos metros adelante caminar se convierte en un desafío ante los puestos colocados en ambos lados de la acera sur hacia Anillo de Circunvalación, pues pisar o mover alguno de los productos de los ambulantes significa algunos gritos, palabras malsonantes y empujones.

En Correo Mayor, El Carmen, Manuel Doblado y República de Argentina, sin embargo, su número creció exponencialmente, dejando sólo un pequeño espacio para el paso de los transeúntes, quienes al detenerse generan una larga fila, sin que ninguna autoridad los levante, generando una baja en las ventas de los negocios establecidos, puestienen lo mismo que nosotros, pero a menor precio, porque no pagan renta, servicios ni sueldos, comentaron afectados.

Tan sólo en la calle República de Argentina, entre Eje 1 Norte y Belisario Domínguez, ningún automóvil puede pasar, debido a que los puestos metálicos fueron colocados no sólo en las banquetas, sino también en el arroyo vehicular. Cada espacio se aprovecha al máximo para que la gente vea la mercancía y se enganche, porque está a muy buen precio, aseguran ambulantes.

Además, argumentan, “no hay riesgo de que nos quiten como a los del Eje Central o Izazaga, porque aquí no se meten; es nuestro territorio y pagamos por eso a los polis y a los de la camioneta de la delegación Cuauhtémoc, que se hacen de la vista gorda y hasta nos cuidan”.

Mientras, en las calles Motolinia, 5 de Mayo y 20 de Noviembre decenas de toreros ofrecen por igual bolsas, carteras, mascadas, bufandas, autopistas, carritos de tracción y juguetes al mejor precio.