El semanario Desde la fe, órgano de la Arquidiócesis Primada de México, ha publicado un editorial (23.11.2015) titulado “la violencia terrorista del Islam”, en el cual se afirma: “… nuestro país pertenece cultural e históricamente a ese Occidente al que el Islam ha declarado la guerra”.
Bajo la conducción de Norberto Rivera Carrera, el arzobispado metropolitano se ha distinguido por brindar opiniones polémicas y generar enfrentamientos de contenido político, pero no había hecho hasta hoy proclama belicista, cuestión por lo demás cuestionable también a la luz de postulados contemporáneos de la iglesia romana. Lo más duro del editorial no consiste en la confrontación de Rivera con el clero al que pertenece sino con el país del que es ciudadano y con el mundo occidental cualquiera que sea la acepción de Occidente a la que él mismo se adhiera.
El Islam no ha declarado ni ha realizado actos de guerra contra Europa Occidental, Estados Unidos y demás países de la misma “pertenencia cultural”. Ni siquiera ha sucedido esto con la otra gran zona cristiana compuesta por los países eslavos, entre otros. Pero, para mayor concreción, ¿hay un “verdadero choque de culturas más que de religiones” como suscribe Rivera?
Dentro de la tesis de la “guerra cultural” entre el Islam y Occidente, expuesta atropelladamente por Rivera en su editorial, no existe el menor análisis de la guerra de Siria, de los 200 mil muertos, musulmanes en su inmensa mayoría, de las intervenciones de las potencias occidentales y de Rusia, así como de otros países de mayoría islámica. Para abordar la “guerra del Islam y Occidente”, Rivera ignora la guerra de verdad, la que ha desangrado a un país entero. También ignora a todo efecto práctico la acción terrorista y más aún los efectos de ésta, las reacciones de varios gobiernos, la suspensión de derechos y libertades, el fomento del racismo y la discriminación, la desconfianza étnica contra los árabes, la intensificación de los bombardeos en Siria, el atentado en la capital de Malí.
Rivera expone entre sus pruebas algo atroz: “¿Cómo podemos explicar –escribe– que el Islam no hunde sus raíces en la violencia cuando vemos que sus líderes y jefes se deslindan, a regañadientes, de esos actos de barbarie diabólica, y no se atreven a hacer una condena contundente?” Tenemos un arzobispo que podría estar peor que los cruzados de la Edad Media, los cuales al menos reconocían la pretensión de enriquecerse como parte de las guerras contra el Islam.
El arzobispo llega al extremo de echar en cara a los “cinco millones de musulmanes” que viven en Francia el no haber realizado “una marcha multitudinaria condenando sin regateos el atentado”. Al margen del hecho de que las manifestaciones en Francia están prohibidas al menos por el momento, habría que preguntarle a Rivera parafraseando al papa Francisco: ¿quién eres tú para juzgar así a esos millones de franceses sólo porque su religión no es la tuya?
Norberto Rivera quiere llevar a México al odio contra el Islam tomando como un simple pretexto el terrorismo yihadista procedente de Medio Oriente y de Europa misma. Vivimos un mundo ya enloquecido de por sí como para tener que inventarnos otro peor por consejo de un arzobispo.