SinEmbargo/Vice.- Le escribí al Administrador —el sobrenombre teatral que le doy en ocasiones, ya que no sé su nombre; nadie lo sabe— para averiguar si había tenido tiempo de ver unas cuantas preguntas que le había enviado a su e-mail encriptado. No esperaba mucho de sus respuestas: en el pasado, empezaba gran parte de ellas con una frase como “por motivos de seguridad…” y luego pasaba a darme la negativa. En otras ocasiones, respondía de manera seca, cortante. Muy pocas veces soltaba en los cuestionarios la clase de respuestas que buscan los periodistas para lograr una buena historia.
La buena historia que buscaba era la de este hombre, administrador de la página Valor por Tamaulipas, un desconocido con un precio por su identidad —600 mil pesos mexicanos, cerca de unos 46 mil dólares— que ha hecho más daño a criminales como Los Zetas y el Cártel del Golfo con una fanpage en Facebook que lo que podría hacerse con un ejército. Mientras los cárteles tienen la capacidad de fuego para resistir cualquier ataque, con lanzacohetes RPG-7 y ametralladoras calibre 30 y hasta “narco-tanques” monstruosos reforzados con placas de metal y con rendijas para disparar, las denuncias de sus actividades ante los más de 615 mil seguidores de la página son un golpe directo a su reputación, a su dominio a través del miedo y la intimidación.
Cada tweet y cada post del Administrador los desangra de a poco.
En esa ocasión, sin embargo, no iba a recibir ni las buenas ni las malas respuestas. Ninguna.
– Valor por Tamaulipas (VxT): Ocurrió algo y ando en muchas cosas. Veré qué puedo hacer.
Le pregunté qué pasó. ¿Sería una SDR1? ¿Un secuestro? ¿Algún asesinato de alto perfil en alguna parte de la región, Ciudad Victoria o Nuevo Laredo? Todos esos eran escenarios tan urgentes como normales para los activistas como él. Pero en vez de eso dijo:
– VxT: Asesinaron a Miut3.
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Dos camionetas blancas llegaron a la Clínica Tierra Santa de la ciudad de Reynosa, Tamaulipas, a eso de las 11 de la mañana. Era el 15 de octubre de 2014. La doctora María del Rosario Fuentes acababa de terminar su turno cuando los vehículos llegaron. Apenas alcanzó a protestar cuando hombres armados se bajaron de ellos y la arrastraron, junto a otro médico y una enfermera, al interior de las camionetas. Luego se alejaron de la escena a toda marcha.
Estos son los hechos. Las causas de su secuestro aún son materia de especulación. De cualquier forma, cuando los asaltantes —presuntamente del Cártel del Golfo— revisaron los celulares de las víctimas, observaron que la doctora Fuentes era conocida en Twitter como Felina (@Miut3). Felina era peligrosa para los cárteles: una activista empedernida, una tuitera que denunciaba desapariciones, SDR, balaceras, asesinatos y todas las actividades que operaban en la zona de Reynosa. Había trabajado con Valor por Tamaulipas, pero últimamente reportaba de manera independiente. Muy pocos conocían su identidad, y definitivamente nadie de las bandas criminales… hasta ese momento.
En la noche de ese mismo día el médico secuestrado con la doctora Fuentes fue liberado. Luego les dijo a las autoridades que probablemente la doctora “no iba a volver”.
A las 5:06 de la mañana del día siguiente llegó el primer tweet:
@Miut3: AMIGOS Y FAMILIARES, MI VERDADERO NOMBRE ES MARÍA DEL ROSARIO FUENTES RUBIO. YO SOY DOCTORA, HOY MI VIDA HA LLEGADO A SU FIN.
Fue publicado desde la cuenta de Felina, hackeada por los secuestradores. Dos minutos después…
@Miut3: NO ME QUEDA MÁS QUE DECIRLES QUE NO COMETAN EL MISMO ERROR QUE YO, NO SE GANA NADA, AL CONTRARIO HOY ME DOY CUENTA QUE
@Miut3: ENCONTRE LA MUERTE A CAMBIO DE NADA @Bandolera7 @civilarmado_mx @ValorTamaulipas ESTÁN MÁS CERCA DE NOSOTROS DE LO QUE CREEN.
Su último tweet decía: “#REYNOSAFOLLOW CIERREN SUS CUENTAS NO ARRIESGUEN A SUS FAMILIAS COMO LO HICE YO, LES PIDO PERDÓN”.
Dos fotos acompañaban la publicación: a la izquierda la doctora Fuentes, con un rostro sin expresión, resignado, contra un fondo oscuro imposible de identificar; a la derecha, su cuerpo en el suelo, las manos sobre la cabeza en un ángulo extraño y el rostro ensangrentado; los ojos abiertos por completo, sin vida.
Pero eso no prueba nada para las autoridades. No está muerta, sólo desaparecida. No pudieron encontrar su cuerpo para confirmar el homicidio.
17 de octubre de 2014
– VxT.– Era una compañera, una persona que hace 2 años colaboró conmigo en Responsabilidad por Tamaulipas. Ella era una persona que tenía mi estima y respeto.
– VICE.– ¿Y seguían en contacto?
– VxT.– ¿Pues por qué cree que me duele tanto haberla perdido? Ella no me conocía, o por lo menos nunca le compartí mi identidad. Pero yo sí la conocía a ella, la elegí para que me ayudara en RxT, y luego la alejé para protegerla. Pero resultó mala decisión, la llevé a acercarse a personas que no eran confiables.
– VICE.– Lo siento mucho. Los riesgos son grandes en lo que ustedes hacen, pero nadie merece eso por hacer lo correcto.
– VxT.– Tenía una nena, una hija. Era una persona muy especial para su familia. Sé que les va a hacer falta. A mí me hará mucha falta.
– VICE.– ¿Podrá asistir entonces a las ceremonias, al velorio? Teniendo en cuenta su seguridad.
– VxT.– No, no puedo ir. Igual, no han encontrado el cuerpo todavía. Lo tienen los delincuentes.
– VICE.– Perdone que le pregunte, ¿existe la posibilidad de que la encuentren?
– VxT.– En el área es frecuente cocinar a las víctimas. No sé qué pasará.
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La historia reciente del narcotráfico mexicano y sus guerras es tan larga y compleja que bien podría pasar como una obra épica semejante a El señor de los anillos. Tiene también una parte especulativa, pues no es que haya un historiador registrando lo que pasa dentro de estas organizaciones, pero va más o menos así: desde la década de los noventa el Cártel del Golfo operó en Tamaulipas centrándose en el tráfico de cocaína, respaldado por Los Zetas como su brazo armado, un grupo de mercenarios con entrenamiento militar.
Cuando en 2003 fue arrestado el líder del cártel, Osiel Cárdenas, el mando dentro de la organización se descentralizó, lo que le dio la oportunidad al Cártel de Sinaloa —el más grande de México, dirigido por Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien recientemente escapó de prisión de forma cinematográfica—, de avanzar desde la costa oeste hacia la región del golfo.
La guerra entre los dos cárteles produjo el crecimiento desmedido en fuerza e influencia de Los Zetas. Osiel Cárdenas fue extraditado a Estados Unidos en 2007, lo que le impidió manejar los asuntos de su organización desde prisión, y Los Zetas comenzaron a realizar actividades propias de un cártel. La violenta ruptura entre estos y el Cártel del Golfo llegó en 2010.
“Se dio una etapa de ataques con granadas, encontrones con la vigilancia de ambos grupos, de atentados”, me comentó uno de los varios activistas de la región que tuve la oportunidad de entrevistar por Skype, @MrCruzStar, como citando un libro de historia.
El Administrador no quiere ser un héroe y menos un mártir. Por eso, como todos los otros activistas, ha mantenido su identidad en secreto. Él sólo quiere poder hacer algo, dejar a un lado el miedo y el silencio.
Desde entonces, con un estado dividido entre facciones, la violencia no acaba. Las historias de retenes con hombres armados en las carreteras se convirtieron en una advertencia común para quienes viajaban. Familias enteras quedaron fragmentadas, teniendo que huir algunas porque uno de sus parientes —aunque fueran políticos o lejanos— estaba involucrado con el narcotráfico.
“Los que no se fueron pagaron las consecuencias: familiares desaparecidos, levantones, torturas y ejecuciones”, recuerda el Administrador.
Los medios también recuerdan las balaceras, las desapariciones, los ataques con metralla y granadas. Más cercanos al corazón de los activistas están el asesinato de La Nena de Laredo, María Elizabeth Macías, bloguera de Nuevo Laredo en Vivo, cuyo cuerpo decapitado apareció una madrugada de 2011, en la localidad de la que tomó su seudónimo online, junto a un letrero que rezaba “yo soy la Nena de Laredo y aquí estoy por mis reportes y los suyos…”; un año más tarde, en la misma ciudad, dos activistas fueron colgados de un puente tras ser torturados y masacrados. Un letrero hecho en cartulina en uno de los cadáveres decía: “Esto les va a pasar a todos los relajes del Internet. Pónganse a ver… ya los traigo en corto, atte. Z”.
Aún así, el 1 de enero de 2012, quien sólo puedo suponer es un hombre común creó la fanpage Valor por Tamaulipas. En ese momento aquel hombre pasó a ser el Administrador, un activista más entre los muchos que denunciaban bandas criminales como el Cártel del Golfo o Los Zetas.
En la página, el Administrador registra desde entonces las desapariciones, las SDR que se presentan a diario en la ciudad, los locales que hacen negocios con estas bandas criminales y así. Pertenece a un gremio de tuiteros como @Agente_Rey, @Bandolera7 y @MrCruzStar, que ya denunciaban los crímenes de la ciudad de Reynosa desde 2010. Algunos de ellos fueron los precursores del famoso hashtag #ReynosaFollow, usado para informar en Twitter sobre las actividades criminales en la ciudad de Reynosa.
El Administrador no quiere ser un héroe y menos un mártir. Por eso, como todos los otros activistas, ha mantenido su identidad en secreto. Él sólo quiere hacer algo, dejar a un lado la impotencia, el miedo y el silencio.
Quiere ayudar a la gente y siente la necesidad de difundir la palabra de lo que es en realidad Tamaulipas, un estado que da fe de lo lejos que podía llegar la barbarie de los cárteles, tanta que era imposible para la gente de otras partes del país que las cosas fueran así. Pero, acorde al Administrador, es aún peor: balaceras en mitad de las calles desde 2010, montones de desaparecidos —4,875 entre 2011 y 2014—, inocentes muertos sin relación alguna con el crimen organizado, retenes armados por los criminales en mitad de las carreteras, militares tomando control de las calles pero aun así parte de un gobierno muy corrupto como para hacer una diferencia. Un estado en el que ver pasar cierto tipo de camionetas puede traer terror a los transeúntes.
No era el primero en hacerlo, pero sin duda llegó a ser el más popular. La página despegó. Contaba con más de 200 mil seguidores después de un año de haber empezado a reportar, escribiendo en el muro cada día quién había sido desaparecido, dónde estaban sucediendo las balaceras o qué lugares se debían evitar por la fuerte influencia de los criminales. Según algunos activistas con los que hablé, sus reportes se convirtieron para los residentes en noticias más importantes que aquellas que mostraba el televisor. Leer uno de estos reportes antes de salir a la calle podía salvarles la vida.
Cuando empezó los cárteles parecían incluso agradecidos con la idea de la página, porque querían a alguien que les informara de los movimientos de los contrarios, según el Administrador. Cuenta que le llegaron varios mensajes de personas relacionadas con los cárteles, pidiendo su colaboración. Él se negó a ayudarlos, bloqueó a todo individuo conectado con el narcotráfico y no respondió a ninguno de sus mensajes.
“Y ahí fue cuando empezaron los problemas”, cuenta. Al principio las amenazas eran suaves, por así decirlo, pero escalaron muy rápidamente. En poco tiempo ya había cuentas fantasma escribiéndole que querían “sus ojos como llavero”.
A mediados de 2013 llegó la amenaza más fuerte de todas, en la forma de un volante repartido clandestinamente en Ciudad Victoria en el que se ofrecían 600 mil pesos mexicanos para quien aportara datos exactos sobre la identidad del dueño de Valor por Tamaulipas… o sobre sus padres, hermanos, hijos o esposa. “Esto es sólo libre expresión”, decía el cártel, “pero a cambio de eso un buen dinero por callarle el hocico a culeros panocheros como estos pendejos que se creen héroes”. Se incluía un número telefónico y la garantía de que la denuncia era totalmente anónima y que no había por qué preocuparse, pues quien denunciara recibiría su dinero.
Según un comunicado que divulgó en aquel entonces, el Administrador mandó a su esposa e hijos a Estados Unidos por su seguridad. Y continuó con las denuncias.
Vidas inocentes también terminaron sacrificadas por esta persecución. En mayo del 2013 una pareja fue secuestrada, pues los criminales —aparentemente Los Zetas— alegaban que eran familiares del Administrador. No lo eran, dijo el Administrador en otro comunicado, e hizo responsable a las autoridades de la muerte por ataque cardiaco de uno de los familiares de los secuestrados.
Ese mismo año, la primera vez que se retiró cerrando las páginas de Facebook y Twitter, recibió otra amenaza: “me enviaron un video de una mujer golpeada, y se escuchaba la voz de un tipo que decía que eso le pasaría a los que siguieran colaborando conmigo. Le cortaron la cabeza en el video. ¿Qué sentido tiene mantener una página para evitar riesgos si te conviertes en uno?”
No suena como la clase de persona que se toma una cerveza para calmar los nervios. Él mismo confiesa que antes este tipo de cosas le provocaban ataques de ansiedad: no podía caminar tranquilo por la calle, miraba sobre su hombro temiendo a quienes caminaban detrás, la sospecha y el temor siempre en sus ojos inquietos; necesitaba tomar medicamentos para calmarse y su propia mortalidad le pesaba constantemente sobre la cabeza. A veces parecía imposible vivir esa doble vida.
Ahora está más “curtido” en este tipo de cosas. Dice que habla con Dios para sobrellevar esa carga tan pesada. Son muy pocos con quienes puede desahogarse.
– VICE.– ¿Y su familia sabe que es el administrador de la página? ¿Qué piensan?
– VxT.– La única persona de mi familia que sabe desde el primer momento me ha dicho que soy el responsable de lo que le pase a la familia. Es lo único que me ha dicho, aunque por lo menos me dirige la palabra. Esto no ha sido sencillo para mí, pero no estoy aquí para quejarme ni reprochar nada. Estoy vivo hasta el momento y cada día que sigo así es un día que le hemos ganado a la maldad.
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El Administrador no dice mucho sobre sí mismo. “No es recomendable ampliar sobre esto”, dice cuando se le pregunta por sus gustos, por si ve series de televisión, por sus comidas, por su día a día. “Sé que es de interés para usted, pero estos datos dan demasiada información sobre mí. Antes veía televisión, antes hacía muchas cosas. Ya no tengo muchas oportunidades. Trabajo mucho, eso sí, y eso me dificulta atender la página como se lo merece”.
No hay forma de decir qué desayuna en las mañanas, de saber a qué se dedica para ganarse la vida, qué ruta toma para volver a casa del trabajo en las noches. Nada. Además de su descontento con el gobierno y los gobernantes actuales, una de las pocas cosas de las que habla con libertad es sobre su rutina al revisar cada día sin falta un aproximado de 100 mensajes que recibe por redes y en su correo electrónico —otros activistas como @Agente_Rey y @MrCruzStar reportan que no reciben más de una docena de denuncias a la semana, lo que pone en evidencia la popularidad e influencia de esta página.
El Administrador los examina todos con detalle, verifica que quienes reportan los crímenes o las desapariciones sean familiares cercanos y que haya detalles consistentes con la historia. A veces pide más información para asegurarse de que todo “cuadra” porque, según él, muchas veces los criminales son quienes quieren pasar información falsa, y muchas otras es el mismo gobierno, ya sea esperando que dé un paso en falso y revele su identidad o por algún otro motivo oculto.
De su personalidad, lo único que se puede decir es que, tras sus respuestas, se esconde cierta paranoia. En una labor en la que los cárteles pueden atrapar a los activistas con un sólo error que cometan, esto es comprensible. Es alimentado por las amenazas y los golpes que se acercan demasiado a su identidad, como el intento de phishing en marzo, cuando un correo “que parecía realmente una notificación oficial de Facebook” le robó la contraseña y el control temporal de otras dos páginas (Esperanza por Tamaulipas y Valor por Huasteca). Él asegura que los atacantes no tuvieron acceso a su información personal o la de los denunciantes.
Aunque tiene pocas evidencias para sustentarlo, pero respaldado por el testimonio de otros activistas, asegura que el gobierno comenzó una estrategia de control de redes sociales en las que está involucrada la Secretaría de Marina y Armada (Semar) y la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena). Lo hace sonar como toda una conspiración.
“Las únicas personas que hicieron un movimiento público de activismo social aquí son parte de la burocracia”, dice el Administrador, cuando discutimos sobre las protestas generadas tras la desaparición de los 43 estudiantes en el estado de Guerrero, el año pasado.
“Ahora operan en favor del gobierno. Publiqué los datos de una persona desaparecida y luego de publicarla esos activistas llamaron a la familia y les ofrecieron apoyo del Instituto de Protección de Víctimas, pero les dijeron que tenían que retirar la publicación”. Al rato añade: “Me da coraje pensar que Miut3 muriera en medio de esta estrategia de controlar las redes”.
La Secretaría de Seguridad Pública de Tamaulipas, tras una considerable cantidad de llamadas y correos electrónicos, hasta el momento no ha comentado para este artículo.
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Quien revise la página de Valor por Tamaulipas en Facebook puede sentir que sus reportes son un poco impersonales. Crímenes que desatarían ira e indignación son registrados con frío profesionalismo en la página. El Administrador teme por eso. “Me preocupa que estoy deshumanizándome, que ya estoy empezando a ver como algo normal ciertos crímenes, y eso me preocupa por encima de cualquier estrés que me pueda dar la página”.
En ocasiones, la preocupación también puede causar más daño que bien con lo que escribe.
@MrCruzStar: Atacan depósito La Cucaracha en #SanFernando. Matan a maestra, hieren a su hijo, lo queman junto a clientes. #Reynosafollow Ajenos a DO
@MrCruzStar: 2 muertos. Sicarios encierran a maestra y trabajador, les prenden fuego. Rafaguean a hijo y cliente #SanFernando #Reynosafollow #Tamaulipas
Esos tweets fueron publicados en junio de 2013, dos días después que Valor por Tamaulipas indicó, en uno de sus reportes de situación de riesgo, que el depósito La Cucaracha pertenecía a un hombre que colaboraba con Los Zetas para mover dinero ilícito. El siguiente sábado, el depósito fue atacado. Poco a poco los demás activistas en redes revelaron que el depósito ya no pertenecía a esa persona reportada, sino a una mujer ajena a todo eso. La mujer que murió en el momento del ataque.
@LaTecolotita: ¿Y qué hará ahora @ValorTamaulipas? ¿Cómo te justificarás ahora? Una muerte provocada por tu pura estupidez.
Durante los días siguientes, Twitter se usó para protestar contra la irresponsabilidad del Administrador al publicar información errada. Intentó defenderse, pero con la vida de personas inocentes de por medio, sus comentarios solo lo hicieron parecer insensible e incapaz de reconocer “lo que había hecho”.
El Administrador no se retracta. En esa ocasión publicó en su página un largo escrito en el que aseguró que no se dejará amedrentar, que continuará haciendo lo correcto pese a las consecuencias y que su información siempre es verificada de la mejor manera que puede. Estas reacciones, según dice, son la prueba de lo profundo que sus denuncias —y las de los ciudadanos— pueden golpear a los criminales.
“Entonces la pregunta es…” dice su escrito, “¿debemos callar o debemos continuar?”
Ya varias veces él mismo ha pensado en callar. A finales de 2014 el Administrador anunció que cedería su página a otra persona. Otro anónimo —o anónima— tomaría su lugar, ojalá con ciertas conexiones al Gobierno y Sedena, haría llegar las denuncias a las autoridades y quizá podría obligarlas a actuar. Los seguidores de la página estuvieron divididos sobre si esto era bueno o malo, pero no importó: dicha transición nunca tuvo lugar.
El Administrador sigue ahí, en la línea de fuego, pese a que sabe de pocos casos en los que sus acciones han salvado la vida de personas; pese a que el riesgo aumenta, y que se puede unir a la lista de blogueros y activistas ejecutados a lo largo y ancho de Tamaulipas por expresarse; pese a que no cree que haya una verdadera salida al conflicto por el que pasa el país.
– VxT.– ¿Qué me hizo regresar? Darme cuenta de que la página no es mía; es de la gente que reporta. No podía quitarles lo que no es mío. Ya el Gobierno está replicando el concepto de VxT para informar y recibir denuncias. Tienen datos con mayor frecuencia, más de los que yo puedo informar hoy día. Así que ya no es que uno quiera [dejarlo], sino que uno va corriendo a la obsolencia. Pero prefiero que eso llegue solito. Por eso no dejaré la página.
– VICE.– ¿Cree entonces que lo que hace marca una diferencia?
No puedo dejar de imaginar un suspiro, un par de ojos hundidos, la cara agotada de un héroe desconocido que se tuerce en una mueca cuando lee la pregunta, que con resignación se obliga a escribir la respuesta…
– VxT.– Ya no estoy tan seguro.