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El tema de hoy se refiere a cuestiones femeninas pero donde los varones tienen una gran responsabilidad para descubrirlos, sensibilizarlos y saberlos aprovechar al máximo y me refiero al tema: “puntos erógenos en la mujer”; recuerda el correo electrónico a tu disposición: [email protected] en espera de tus comentarios, dudas y sugerencias así como la dirección de twitter del autor: @jd_contreras
Los puntos erógenos, no son unos puntos como tal, se trata más bien de zonas erógenas y se reconocen por presentar mayor sensibilidad y responder al tacto con una mayor excitación sexual.
Tenemos que mientras en una mujer, los puntos erógenos son ciertas áreas definidas y específicas, pueden no serlo en otra mujer o no reaccionar de la misma manera ante determinados estímulos, a diferencia del hombre que tiene sus zonas erógenas bien determinadas, lo cual hace más fácil encontrarlas y estimularlas.
Clásicamente se reconocen en la mujer como puntos de excitación por excelencia el clítoris y los senos, pero existen infinidad de zonas que pueden ser muy erógenas.
Una vez conociendo donde están ubicados y cuáles son los puntos de excitación en la mujer, también falta saber cómo deben ser estimulados ya que como es bien sabido no todas las mujeres tienen la misma sensibilidad y por lo tanto no reaccionan de la misma forma ante el mismo estímulo.
Algunas mujeres presentan una mayor respuesta a las caricias muy suaves, casi un roce, otras en cambio pueden quedar indiferentes y necesitar un contacto más vigoroso.
Esto hace que aunque se conozcan cuáles son las zonas erógenas de las mujeres en general, de poco sirven las experiencias previas ya que es posible que lo que excite a una mujer cause rechazo en otra.
El cuerpo de la mujer tiene más zonas erógenas que el del hombre. Ellas necesitan una mayor estimulación tanto física como psicológicamente que el hombre durante las relaciones sexuales para poder alcanzar el orgasmo. Sin embargo su excitabilidad, disfrute y aguante es bastante mayor que el del varón, por estar menos limitada a las zonas genitales.
Senos o pechos: es una zona muy sensible de las mujeres, son los primeros que reaccionan ante el estímulo sexual. Pueden excitarse mediante besos, caricias, lengua, eso sí, con suavidad, ya que una presión excesiva puede resultar dolorosa, aunque varía entre mujeres, ya que a algunas les excita sentir dolor a este nivel; sus zonas más sensibles son el pezón y la areola.
Labios mayores y menores: los labios mayores producen gran excitación al ser estimulados manualmente u oralmente, en el caso de los labios menores la sensación de placer puede llegar a ser tan intensa incluso como la que se produce con la estimulación del clítoris.
Monte de Venus o pubis: no tiene demasiada sensibilidad, pero su proximidad al clítoris le convierte en una región muy excitante.
Clítoris: es el único órgano humano cuya única función es el placer. La parte más excitable y sensible de la mujer, con la que muchas mujeres llegan al orgasmo (clitoridianas). Debe estimularse con cuidado y poco a poco por la alta sensibilidad y el riesgo de llegar a producir dolor, es por esto, que no se recomienda comenzar directamente una relación sexual con la excitación del clítoris, se sugiere comenzar la estimulación por otras partes del cuerpo.
Los lóbulos de las orejas son en extremo sensibles a la excitación y pueden ser acariciados con suavidad, pero algunas mujeres reaccionan fuertemente al toque de sus lóbulos que pueden llegar a tener un orgasmo a causa de una simple caricia.
El cuello, en particular la parte posterior, es un área muy sensible, al igual que los costados del mismo. La aceptación de besos prolongados en el cuello significa que la mujer está dispuesta a aceptar besos por todo el cuerpo. Los brazos, axilas, manos, espalda, caderas y el bajo abdomen pueden ser estimulados eróticamente por un amante atento y experimentado.
El área alrededor del ombligo es muy sensible.
La mayoría de las mujeres gustan de las caricias realizadas con las yemas de los dedos, labios o pene a lo largo de las piernas y en particular, en el interior de los muslos.
Otra área fuertemente erógena del cuerpo femenino es el perineo, un área de piel situada entre la vagina y el ano. Si el hombre apoya toda su mano sobre esta área, con los labios exteriores de la vagina cerrados, y la presiona con vigor o la masajea, puede excitar con rapidez a una mujer debido a la densa red de terminaciones nerviosas que confluyen en esa zona.
Como la boca, la entrada de la vagina es rica en terminaciones nerviosas y reacciona con intensidad a toda clase de caricias, incluso la sensación de tener ahí al glande del pene. La sensación de caricias con los labios y la lengua en esa área puede llevar al éxtasis a la mayoría de las mujeres.
Las nalgas son otras zonas erógenas con muchas terminaciones nerviosas que pueden ser estimuladas con facilidad por medio de palmadas o fricciones.
El cabello. El masaje del cuero cabelludo produce un relax muy placentero, por lo que resulta recomendable al comienzo y al final del acto sexual. Utiliza los pulgares para dar a tu pareja suaves masajes circulares. También masajea las sienes y el centro de la frente.
Los ojos. Los párpados masculinos y femeninos están repletos de terminaciones nerviosas que se excitan fácilmente. Los besos, los lamidos suaves con la lengua y las suaves caricias con los dedos, producen sensaciones muy agradables y estimulantes.
Las orejas. Son partes del cuerpo muy sensibles, y en contra de la creencia general, las de los hombres suelen serlo más que las de las mujeres. Hay dos partes muy sensibles en los dos sexos: el lóbulo de la oreja y la parte trasera. Prueba la siguiente técnica con tu pareja: introduce la punta de tu lengua en el interior de su oreja y traza circulitos; después lame el lóbulo de la oreja y aprisiónalo entre tus labios, apretándolo suavemente. Puedes repetir los movimientos y alternar con caricias en las otras partes de la oreja con tu lengua y tus labios. También puedes soplar un poco, detrás de la oreja. Si a estas caricias y mimos le añades una dosis de palabras cariñosas y de suaves susurros seguro que derretirás de placer a tu pareja.
La boca. La sensibilidad de los labios aumenta con la excitación haciéndolos muy sensibles al roce y la caricia de otros labios y otras partes del cuerpo. La lengua permite realizar suaves caricias en cualquier parte del cuerpo de tu pareja y es para muchas personas, el vehículo para obtener los juegos sexuales más sensuales y excitantes.
Espalda. A los lados de la columna vertebral se localizan una serie de nervios que pueden estimularse de forma muy efectiva por medio oral o manual, siempre en sentido ascendente o descendente. Frente al hueso sacro existe una zona más sensible que el resto, donde se juntan espalda y trasero.
Vientre. Responde muy bien a frotamientos y besos suaves. El área alrededor del ombligo es muy sensible en las mujeres. Para excitarlas, traza una línea vertical por ese camino, no sólo con las manos, también con la lengua y los labios. Lame, succiona, y mordisquea incluso puedes trazar una línea horizontal a través del abdomen, de cadera a cadera.
Las ingles. Recorre la ingle con los dedos, y haz un suave masaje desde la cadera hasta el interior del músculo; combínalo con besos en la cara interna del muslo; recorre con los dedos todo el interior de la ingle en dirección a la vagina. Presiona el perineo varias veces. Esta técnica puede ser un excelente preludio al sexo oral.
Muslos. El muslo interior, donde la piel es más suave, es un área muy sensible que puede ser fuente de placer si se acaricia, lame o besa. Prueba hacer frotamientos circulares.
Ano. Se le considera de gran sensibilidad tanto en el hombre como en la mujer. Se puede estimular mejor con suaves movimientos circulares con la yema de un dedo o con la punta de la lengua.
Los pies están llenos de terminaciones nerviosas que proporcionan sensaciones muy placenteras. Hagas lo que le hagas en los pies, procura no hacerle nunca cosquillas. Para empezar, puedes darle suaves masajes en la planta de los pies, empezando por el tobillo y bajando hasta los dedos. Estira y haz masaje en cada dedo. Termina con un masaje en el puente del pie. Evidentemente, aparte de un masaje, puedes atreverte con juegos más sensuales, como chupeteos, lametones, incluso pequeños mordiscos. Un juego sexual que puede resultar muy satisfactorio para los dos, es el de usar los pies para jugar con los genitales de la pareja. Eso sí, siempre hay que actuar con mucho cuidado ya que con los pies no existe tanto control de la fuerza como con las manos.
Los besos mezclados con las caricias, deberían repartirse por todo el cuerpo de la mujer. La mayoría prefiere recibir las caricias iniciales en otras zonas, no en los pechos y genitales; pero una vez que comienzan a excitarse, en realidad gozan con esos estímulos. Sin embargo, los pechos necesitan ser manipulados con más delicadeza hasta que ella esté un poco más excitada; luego le serán placenteros los besos, la succión y ser tocada. A la mayoría de las mujeres les gusta que les acaricien y presionen las nalgas, así como recibir algunas palmadas suaves. Sólo cuando una mujer se ha excitado lo suficiente desea que su pareja acaricie sus genitales en forma vigorosa. El gusto de las mujeres no es universal, pero la mayoría prefiere que las caricias genitales sean suaves y que los movimientos adquieran fuerza y vigor solo cuando están a punto de alcanzar el orgasmo.
En relación a los últimos descubrimientos de los famosos puntos erógenos femeninos; el alemán Ernest Gräfenberg, descubrió en la pared anterior o superior de la vagina, un sitio altamente erógeno y lo denominó punto G.
Luego el antropólogo inglés Desmond Morris, sorprendió al mundo señalando que además de los dos puntos erógenos llamado G y U (éste último ubicado en el exterior de los genitales), se añadía el A, el segundo dentro de la vagina.
Si bien el punto A o punto AFE (Anterior Fornix Erotic Zone) se descubrió hace 10 años durante una experimentación por parte de científicos asiáticos sobre la sequedad vaginal, ahora comienza a sonar y tomar relevancia en el mundo de la sexología.
El estudio asiático afirmaba que el 95% de las mujeres se excitaban al estimularles esa zona y que incluso varias de estas pacientes llegaron a obtener su primer orgasmo o el más intenso, cuando exploraron el punto A.
Estaría ubicado en la misma pared vaginal pero más atrás, a medio camino entre el Punto G y el cuello de la vagina. De acuerdo con un grupo de investigadores la estimulación del punto A produciría: mayor, más rápida y prolongada lubricación; mayor excitación, y múltiples orgasmos.
Finalmente el abecedario del placer femenino encontró el casi inaccesible Punto K. Descubierto por la americana Bárbara Keesling en 1998 y quedaría en la zona final de la vagina, casi llegando al cuello del útero.
Todas estas zonas descubiertas en las mujeres, son posibles áreas de placer tan valederas como lo son otras existentes en todo su cuerpo. Si ve salir una emisión profusa de líquido durante el clímax no se tiene que inquietar, sino disfrutarla al máximo.
Por todo ello la recomendación en general es probar con paciencia hasta encontrar la intensidad apropiada del contacto, si no se encuentra, siempre se puede preguntar, nadie mejor que la mujer misma para indicar lo que le gusta y lo que le desagrada.
Así que mujeres hay que dejarse llevar y aprender a soltar literalmente el cuerpo para poder disfrutar al máximo cada roce, cada beso, cada instante sexual.
De esta manera llegamos al final del tema, esperando se hayan superado las expectativas respecto al mismo y recuerda que estoy a tus órdenes en el correo: [email protected] y la dirección de twitter del autor: @jd_contreras para sugerencias, comentarios y/o dudas. Hasta la próxima edición de la sección “sexo y salud” en el diario digital www.puntoporpunto.com/web