Mariguana legal, ¡ya! Antonio Betancourt

La vida de César Davíd no ha sido fácil. Su infancia transitó entre padres adolescentes y malos ejemplos tanto en casa como en la calle, y la suya es una de esas historias que tanto se repiten en las populosas ciudades de México.
La falta de valores y las necesidades lo obligaron a desviar el camino de lo correcto y pronto se vio entre personajes de toda índole, desde adictos al alcohol y las drogas, hasta delincuentes que por una dosis robaban a transeúntes o automovilistas.
Débil de carácter, pronto hizo de la mariguana su rol de vida, y  en esa vorágine intentó robar un auto, por lo que terminó en uno de los reclusorios de la Ciudad de México, no sin antes dejar en el abandono a su novia embarazada.
La cárcel le enseñó todo lo que no debe enseñarse, y valerse por sí mismo fue el cuento de todos los días, aún pasando por encima de los demás. Una dura lección que muchos aprenden, pero otros no, y pasaron tres años en los que irremediablemente aprendió lo duro que es vivir y salir adelante. La constante fueron las visitas de su pareja y su adicción a la mariguana, pero extrañamente ahí dentro aprendió a controlarla, como muchos lo hacen acá “afuera” con el alcohol y el cigarro.
Su buen comportamiento hizo que lo preliberaran y cada 15 días tiene una visita obligada al reclusorio para firmar. Vive feliz con su pareja y su pequeña hija. Se sigue drogando, pero ahora lo hace moderadamente y a escondidas en los callejones antes de entrar a laborar a un taller mecánico, trabajo al que nunca falla.
Los domingos, su día de descanso, los dedica a su familia y comúnmente salen a pasear. Su adicción no le ha impedido nada, y al preguntársele sobre ella, solo atina a decir: “no le hago mal a nadie, me gusta y ya, cumplo con todo, fumar mariguana, cigarro o tomar alcohol es una decisión personal, y yo lo decido así”.
Lo cierto es que ser “mariguano” en nuestro país es casi una fatalidad, un pecado imperdonable, pero ser alcohólico o fumador empedernido es hasta bien visto. La incongruencia total.
Entendamos algo, en México, una de cada tres personas de 12 a 65 años de edad mantiene un consumo nocivo de alcohol, 17 millones son fumadores y menos de 500 mil son adictos a alguna sustancia ilegal.
Los daños del uso de sustancias lícitas e ilícitas se reportan en la salud, con la muerte sólo por enfermedades asociadas al tabaco de 44 mil personas al año, es decir, 120 decesos diarios. El costo de atención de esos males representa una inversión de 61 mil millones de pesos anuales.
Respecto del consumo nocivo de alcohol, una de las principales preocupaciones del Gobierno Federal es la disminución en la edad de inicio que se ubica ya en los 12 años de edad, así como el aumento en los patrones numéricos de ingesta de las mujeres, los cuales ya son parecidos a los de los hombres.
Según los datos disponibles en el INEGI, en el año 2000 se contabilizaron 25 mil 378 muertes por enfermedades asociadas al consumo del alcohol. Para el año 2006 la cifra creció a 26 mil 715; mientras que en el año 2012 llegó a un total de 28 mil 904. Un crecimiento alarmante.
Entonces, no olvidemos todo esto cuando la Primera Sala de la Suprema Corte debata el proyecto de sentencia elaborado por el magistrado Arturo Zaldívar, el cual avala el consumo personal de mariguana con fines lúdicos y recreativos. Hay muchas posibilidades para que se apruebe esta controversia y con ello se avale una jurisprudencia que deberá retomar el Congreso de la Unión.
Una votación de los ministros de la Corte a favor no mejorará la vida de César Davíd, pero como dice él, “al menos no me esconderé y no tendré que cuidarme de los polis que solo nos extorsionan, esta es la cultura en la que hay que chingar al mariguano y no al ebrio ni al fumador“… legalicemos ¡ya!
PARA EL REGISTRO Hablando de alcohol, de primera mano sabemos que algunos diputados extienden la “hora feliz” de los restaurantes de la Cámara de Diputados Federal hasta el salón de plenos y llegan más que mareados al recinto de San Lázaro. Por eso aquello de la propuesta de crear un Código de Ética que prohiba la sustancia en la Cámara Baja. Como dirían algunos, entre ellos se conocen. Gracias y buen inicio de semana.
 
 
@betata75

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