Joven que era esclavizada en Tlalpan reaparece en El Vaticano

 

REDACCIÓN

Sunduri, la joven que el pasado 26 de abril escapó de una tintorería ubicada en la delegación Tlalpan del Distrito Federal, en donde la tenían esclavizada, ofreció su testimonio ante cerca de 300 personas reunidas en El Vaticano.

La joven fue una de las invitadas al Encuentro sobre la esclavitud moderna y el cambio climático, organizado por El Vaticano, y al cual asistieron activistas de distintos países y alcalde de diferentes ciudades del mundo.

Al hablar ante el auditorio, Sunduri afirmó: “Yo fui víctima de trata laboral, en su modalidad de esclavitud. Cuando decidí escapar tenía cicatrices hechas con palos, cables de la luz, quemaduras de plancha. La persona que me tenía me ahorcaba para que me salieran llagas”.

El 26 de abril de este año, Sunduri –nombre ficticio que ella misma se puso para proteger su identidad–  aprovechó un descuido y escapó de una tintorería en donde una familia la tenía en calidad de esclava.

Al ser atendida por las autoridades, Sunduri presentaba cerca de 400 marcas de golpes que recibió con cables, tubos, palos y otros objetos.

Sunduri era obligada a trabajar sin recibir paga y encadenada del cuello a una de las planchas durante por lo menos 12 horas al día. Le daban de comer sobras y tres tortillas, lo que la llevó a presentar una anemia severa y un desgaste en sus órganos equivalente al de una persona de 81 años.

Visiblemente repuesta y muy sonriente, Sunduri reapareció en El Vaticano, a donde acudió con el apoyo de la organización no gubernamental que la apoya.

Ante al auditorio, Sunduri afirmó: “Los invito a todos ustedes a que escribamos una nueva vida, una hoja en blanco. No es posible que siga habiendo esta esclavitud en el siglo XXI, no es posible que todos nos hagamos ciegos de esta esclavitud. Los invito a que acabemos con la esclavitud, con la trata de personas”.

En el encuentro también participó Karla Jacinto, –nombre ficticio–  quien fue víctima de explotación sexual durante parte de su niñez y su adolescencia.

Karla dijo haber sido “esclava sexual” desde los 12 hasta los 16 años, cuando llegó a la Fundación Camino a Casa, en donde encontró el apoyo necesario para superar los traumas e iniciar una nueva vida.

“Las personas veían mi cara de niña, pero no veían la cara de sus hijos. Nadie, ni las mujeres ni los hombres, vieron mis lágrimas. Tenía sólo 12 años cuando un hombre me enamoró y me prostituyó, después de tres meses de decirme que me amaba y que quería formar una familia conmigo”, expuso ante el auditorio.

Karla aseguró haber tenido 42 mil relaciones sexuales entre los 12 y los 16 años, hasta que un cliente, a quien ella considera un “ángel salvador”, le ayudó a escapar del infierno.

Actualmente, Karla Jacinto tiene dos hijas. Ante el auditorio, la aún joven madre afirmó que está dispuesta a dar su vida para que no sufran lo que ella sufrió.

Las dos jóvenes mexicanas víctimas de trata conmovieron con sus testimonios a los asistentes al encuentro organizado por El Vaticano, entre los cuales se encontraban decenas de alcaldes, entre ellos los de Madrid, Nueva York y Bogotá.

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