22 de Noviembre de 2014
«Vivíamos en un pequeño cuarto de azotea en la calle Manuel José Othón 148 col. Obrera. Recuerdo que salí al pequeño espacio de patio donde estaba mi lavadero, quiero decir que un día antes, la empresa de Gas Metropolitano había llenado el tanque estacionario de 500 litros que teníamos encima de donde vivíamos y que nunca nos dimos cuenta que lo sobrellenaron de gas hasta que ocurrió el accidente» narra Karla a periodismoatodaprueba.blogspot.com
Aquel sábado, Karla salió a lavar ropa cuando el piso se estremeció, un calor la cegó y parecía como si estuviera caminando en el espacio, no escuchaba nada y todo se movía lento como si una gran burbuja de calor se la hubiera tragado. El primer flamazo le quemó la espalda, se estaba incendiando y lo mismo le ocurría a Roberto. El instinto de protección de madre, logró que ella se revolcara en el piso para apagarse, se levantará y lograra apagar con su cuerpo a Roberto, mientras veía como Leonardo y María José también se quemaban.
A esa hora, Jesús, esposo de Karla regresaba del trabajo a comer en familia y al ver la escena ayudó a apagarlos, luego llamó al 060 y Locatel y solicitó una ambulancia. Como pudieron bajaron los cuatro pisos y al salir a la calle, Karla observó que las patrullas habían acordonado la zona y un par de minutos después llegaron dos ambulancias. Lo que nadie sabía es que aquel tanque estacionario que explotó y que fue sobrellenado era el mismo de la azotea de Karla, el mismo que, por la fuerza de la explosión voló y cayó en los departamentos del edificio contiguo. Aquella tarde hubo dos muertos y varios heridos.
Por la gravedad de las quemaduras, Roberto y Karla fueron trasladados en la primer ambulancia. Leonardo y María José en la segunda. Para variar, los médicos del turno vespertino del Hospital Magdalena de las Salinas (IMSS) decidieron no atender al pequeño Leonardo porque decían que «no» iba quemado y no representaba una urgencia….minutos después le brotaron ámpulas y sólo así fue atendido mientras que Karla esperó varias horas una cama.
Los doctores tenían el diagnóstico: los pulmones de Roberto y María José estaban dañados y los menores fueron sedados. A través de la Fundación Micho y Mau, Roberto fue enviado a Galveston, Tx y horas después María José fue trasladada también para recibir atención médica especializada.
Y sí, la zona fue acordonada, el edificio donde vivía Karla fue clausurado, el edificio contiguo se derrumbó por la explosión y hasta el día de hoy que usted me lee, ésta reportera visitó la zona y sigue acordonado. ¿Y que dice la policía de investigación? Nada. ¿Y dónde están los responsables? Libres.
Hace unos días, permitieron a Jesús, el esposo de Karla entrar al edificio para recuperar algunas pertenencias pero, ¿que cree? todo lo robaron, ¿increíble, no?
Aquel día del accidente un Ministerio Público se presentó al hospital para que Karla rindiera su declaración sobre los hechos «Yo no podía ni firmar y querían que al menos pusiera una huella, así que firmé como pude» dice en entrevista.
-Karla, ¿tienes copia de tu declaración?
-Nunca me la dieron
Karla Isabel, tiene 26 años, es madre de Leonardo, María José y Roberto y sufrió quemaduras de 2do grado mixto en espalda, ambas manos, codo, axilas y en ambas piernas (de las rodillas hacia abajo), cuello, cara y tres pequeñas quemaduras de 3er grado en espalda.
María José de seis años tuvo quemaduras de tercer grado en espalda, ambos brazos, piernas, pies y la mitad de la cara.
Leonardo, de cuatro años tuvo quemaduras en ambos brazos hasta los codos y en la oreja izquierda tuvo quemaduras de tercer grado.
Roberto de dos años, tuvo quemaduras en rostro, orejas y ambos brazos de tercer grado y derivado de ello le amputaron tres dedos de la mano derecha.
A cuatro meses del accidente, ninguna autoridad los ha contactado. Gas Metropolitano no los ha buscado ni los buscará. Esta reportera buscará algún contacto con la gasera y solicitará una audiencia con su departamento legal. ¿Tendrán algo que decir?
Como han podido, Karla y Jesús han salido adelante. Él vende herramientas para autos y da dinero a Karla y ella además de hacer rendir el gasto va a la farmacia París a comprar lo necesario para hacer las cremas que necesitan sus hijos y ella y las prepara caseramente. Durante meses ahorraron para comprar un traje de compresión para Karla que les costó ocho mil pesos. En este momento a Leonardo le hacen falta unas mangas de compresión que cuestan $1,700 pesos cada una.
María José y Roberto serán intervenidos quirúrgicamente en Galveston el próximo 28 de mayo. Ambos serán operados de manos e intentarán los especialistas volverlas funcionales (a ambos les reconstruyeron las manos), a María José le liberaran el brazo (ya que por la quemadura se le pegó a la espalda y axila)
Karla y su esposo necesitan reunir 371 dólares por cada visa (son cinco de familia) más gastos de hospedaje y alimentación es decir: 700 dólares.
Sandra Cuevas, Directora de Fundación Yohali Reséndiz, se ha puesto en contacto con la Secretaria de Relaciones Exteriores para tramitar una cita para su pasaporte y el día de mañana serán recibidos para la obtención de los mismos. Además Fundación Yohali Reséndiz apoyará la gestión del trámite de las visas y pedirá la colaboración de la ciudadanía para que Karla y su familia obtengan 10,500 pesos (si tomamos el dólar en 15 pesos) para los gastos que implica este viaje forzoso.
Si usted desea contribuir para reunir los 700 dólares que requieren con urgencia Karla y su familia puede usted depositar directamente a cuenta de:
Karla Isabel Arroyo Hernández
BANCOMER
No. de cuenta 2893219402
Clabe interbancaria: 012180028932194026
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