Desde que comenzó su gobierno, el presidente Enrique Peña Nieto ha enfocado la estrategia de seguridad en perseguir y atrapar a los peces gordos del narcotráfico y de la delincuencia organizada.
A casi dos años y con algunos capos del narcotráfico presos, la estrategia ha dado buenos puntos de rating a su administración, pero parece no estar funcionando en el nivel de inseguridad cotidiana.
Esta visión en México es compartida por especialistas en los Estados Unidos, quienes comienzan a notar que las acciones del gobierno mexicano contra los grandes cárteles de la droga no es eficaz para solucionar el problema de la inseguridad en las calles y colonias.
En un interesante análisis de la consultora en seguridad Stratfor, que aglutina estas voces, se puede apreciar que no termina de convencer esta táctica de atrapar cabecillas para lograr la nota de relumbrón, descuidando a la ciudadanía.
En Michoacán se logró un éxito considerable contra la delincuencia organizada en el primer semestre de 2014. Milicias de autodefensa y las autoridades mexicanas han desmantelado la mayor parte de los principales dirigentes de Los Caballeros Templarios. Sólo Servando Gómez La Tuta sigue en libertad.
Las fuerzas federales también causaron pérdidas significativas de liderazgo en los grupos del crimen organizado en Sinaloa, en particular en el cártel de La Federación.
La detención del jefe máximo, Joaquín El Chapo Guzmán Loera el, 22 de febrero, culminó éxitos del gobierno en Sinaloa. El ejército mexicano el 23 de junio también arrestó a Fernando El Ingeniero Sánchez Arellano, uno de los líderes principales de otro grupo criminal aliado de Sinaloa, el Cártel de Tijuana.
El gobierno también emprendió una campaña contra el crimen organizado en Tamaulipas el 13 de mayo, poniendo de relieve su intención de aplastar a los dirigentes de todos los grupos del crimen organizado en sus respectivos dominios.
Las fuerzas federales han detenido o matado a varios Cártel del Golfo y Los Zetas. Y por lo menos hasta el momento, la campaña contra el crimen organizado en Tamaulipas no ha distraído al gobierno de su búsqueda de los jefes del crimen en otros lugares.
Pues bien, estos especialistas en seguridad nacional insisten que aunque se ha trabajado con éxito en capturar a los jefes del crimen en México, esto no garantiza una mayor seguridad en el largo plazo.
Tampoco se garantiza el colapso de cualquier grupo; por ejemplo, el arresto del líder de los Zetas Miguel Z-40 Treviño Morales el 15 de julio de 2013, no parece afectar de manera significativa las capacidades o las operaciones de Los Zetas.
Lo cierto es que siempre habrá oportunidad para que los nuevos jefes del crimen surjan o los ya establecidos amplíen su control siempre y cuando grandes cantidades de fármacos muy rentables sigan fluyendo a través de los territorios delictivos, además de que otras actividades ilegales altamente rentables están proliferando.
Para los estadounidenses, al gobierno de México le urge mejorar las instituciones de seguridad con incentivos económicos y profesionalización que permita seguir presionando a los jefes del crimen.
Pero lo cierto es que ahora nos damos cuenta que es más un deseo poner fin a la violencia relacionada con la droga ya que el gobierno mexicano ha desviado sus objetivos para proteger sus propios intereses económicos, porque no sólo los criminales trafican drogas en los Estados Unidos, también están cada vez más comprometidos en el robo de hidrocarburos, así como la minería ilegal y la tala clandestina.
Siempre es bienvenida la visión internacional en torno al tema de la seguridad nacional. Fuera de las fronteras aseguran que aunque a largo plazo la estrategia del presidente Pela Nieto es difícil de pronosticar, a corto plazo las mejoras en las zonas más violentas del país han sido modestas, y la ciudadanía sigue inmersa en la inseguridad y la violencia de los grupos del crimen organizado. La pura verdad. Gracias. Hasta mañana.