Impacto de la IA en el CAMBIO CLIMÁTICO genera dudas en la baja de las EMISIONES de CARBONO

Si bien las emisiones de carbono asociadas a la IA y, en particular, a los grandes modelos de lenguaje, son notables, en términos relativos, representan una pequeña fracción comparada con las emisiones de industrias altamente contaminantes

El reciente anuncio de la startup china DeepSeek no solo sacudió a Wall Street y Silicon Valley, sino también a la comunidad climática y energética. Su innovación desafía las predicciones que, durante el último año, alertaban sobre el alto consumo eléctrico que la inteligencia artificial (IA) podría generar.

  • Como menciona Time, de acuerdo con la empresa, la IA podría terminar utilizando menos energía de lo previsto, lo que implicaría una reducción de las emisiones de carbono esperadas. Sin embargo, la incertidumbre sigue siendo la gran protagonista en el debate sobre el impacto de la IA en el cambio climático.

El crecimiento del consumo energético por IA

Los centros de datos que alimentan los sistemas de IA están en medio de la discusión. En 2023, estos centros representaron aproximadamente el 4% del consumo eléctrico de Estados Unidos, y se proyecta que, para 2030, esta cifra aumente al 10%. Grandes empresas tecnológicas trataron de contrarrestar este impacto mediante inversiones en energías renovables y la reactivación de plantas nucleares.

Sin embargo, en paralelo, las empresas eléctricas recurrieron a combustibles fósiles como el gas natural para abastecer la creciente demanda, lo que podría perpetuar un modelo de alto carbono en el sector energético.

El dilema del crecimiento económico impulsado por IA

La IA no solo consume electricidad, sino que también reconfigura la economía y el comportamiento de los consumidores de formas que podrían aumentar las emisiones de carbono. Por ejemplo, los algoritmos de recomendación pueden fomentar un mayor consumo, impulsando la producción y la logística, lo que a su vez genera más emisiones. De igual manera, los vehículos autónomos, en lugar de permanecer estacionados, podrían circular sin descanso, aumentando el tráfico y el consumo de energía.

  • A lo largo de la historia, el crecimiento económico estuvo vinculado a un aumento en las emisiones de carbono. Aunque algunos países lograron desacoplar ambos factores mediante regulaciones ambientales y tecnologías limpias, este proceso requirió de políticas activas. Si no se establecen medidas concretas, el avance acelerado de la IA podría desencadenar un nuevo repunte de emisiones.

Las oportunidades de la IA en la lucha contra el cambio climático

Pese a estos riesgos, la IA también ofrece oportunidades significativas para la descarbonización. Los expertos dividen su potencial en dos categorías: mejoras incrementales y avances revolucionarios.

  • En el primer grupo, se incluyen aplicaciones que optimizan el uso de energías limpias. La IA puede identificar los mejores sitios para la instalación de parques solares y eólicos, mejorar la eficiencia de las redes eléctricas o detectar fugas de metano en infraestructuras de gas. También puede ayudar en la agricultura de precisión, optimizando cultivos y reduciendo el uso de fertilizantes contaminantes.

En la categoría de avances revolucionarios, la IA se posiciona como una herramienta clave en el desarrollo de tecnologías como la fusión nuclear, una fuente de energía limpia y prácticamente ilimitada.

  • Algunas startups ya están utilizando IA para mejorar el diseño y operación de reactores experimentales. Otro campo con gran potencial es la captura de carbono, donde la IA podría facilitar la identificación y optimización de métodos para eliminar CO₂ de la atmósfera de forma eficiente y asequible.

Un futuro incierto pero decisivo

A medida que las empresas tecnológicas se comprometen a reducir su huella de carbono, su influencia en la transición energética podría acelerar el despliegue de energías renovables. Los gobiernos, por su parte, comenzaron a eliminar barreras regulatorias para atraer inversiones en IA y, al mismo tiempo, fomentar el uso de fuentes limpias.

  • Sin embargo, la IA sigue siendo una fuerza disruptiva cuyo impacto ambiental aún es difícil de prever. Su capacidad para redefinir la economía global y el panorama energético plantea tanto riesgos como oportunidades.

Como advierte Jason Bordoff, del “Center on Global Energy Policy” de la Universidad de Columbia, aún estamos en las primeras etapas de comprender cómo la IA transformará la trayectoria del cambio climático. La clave estará en la capacidad de la sociedad para gestionar esta disrupción y orientar su desarrollo hacia un futuro más sostenible.

Potencial de la IA para beneficiar el clima

La inteligencia artificial tiene un potencial considerable para ayudar a mitigar el cambio climático. Algunas de sus aplicaciones más prometedoras incluyen la optimización de fuentes de energía renovable, que permite una gestión más eficiente de recursos como la energía solar y eólica. Al prever mejor la demanda energética, la IA puede asegurar que las fuentes renovables sean aprovechadas al máximo, reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles.

  • Otro ejemplo es el sector agrícola, donde la IA permite una gestión más sostenible de los recursos. Mediante la recopilación y análisis de datos sobre el clima, el suelo y el estado de los cultivos, los agricultores pueden ajustar sus prácticas para utilizar menos agua y reducir el uso de pesticidas. Esto no solo mejora la eficiencia de los cultivos, sino que también disminuye el impacto ambiental de la agricultura.

Además, en la industria manufacturera, la IA puede contribuir a reducir el desperdicio de materiales mediante procesos de producción más precisos y menos contaminantes. Estas capacidades posicionan a la inteligencia artificial como una herramienta valiosa en la lucha por un mundo más sostenible.

El alto costo ambiental de los centros de datos

A medida que se expande el uso de la IA, también lo hace la infraestructura necesaria para soportarla. Los centros de datos, que almacenan y procesan la enorme cantidad de información que la IA utiliza, requieren inmensas cantidades de energía y agua.

  • De hecho, un centro de datos promedio consume suficiente energía para abastecer aproximadamente a 50.000 hogares en un año. Este tipo de instalaciones también dependen del agua para enfriar sus servidores, y se estima que el consumo de agua de los centros de datos aumenta en más de mil millones de galones al año, afectando el abastecimiento en regiones ya afectadas por sequías.
  • La construcción de estos centros es fundamental para la expansión de la IA, pero sus necesidades de recursos plantean preocupaciones importantes. Según expertos, a medida que se incrementa la cantidad de modelos de lenguaje de gran escala, como ChatGPT, la demanda energética y el consumo de agua de los centros de datos también se dispararán, intensificando el impacto ambiental.

Comparación de las emisiones de la IA con otros sectores

Si bien las emisiones de carbono asociadas a la IA y, en particular, a los grandes modelos de lenguaje, son notables, en términos relativos, representan una pequeña fracción comparada con las emisiones de industrias altamente contaminantes. Por ejemplo, según Scientific American, el entrenamiento del modelo de lenguaje ChatGPT-3 produjo aproximadamente 500 toneladas de CO₂, mientras que la industria de combustibles fósiles generó 31,75 mil millones de toneladas de CO₂ solo en 2022. No obstante, la IA puede actuar como un facilitador de actividades dañinas para el medio ambiente cuando es utilizada por empresas de sectores contaminantes para maximizar sus beneficios.

Un ejemplo de esto es ExxonMobil, que utiliza tecnologías de IA en colaboración con Microsoft Azure para incrementar su producción de petróleo en 50.000 barriles diarios. Esta producción adicional genera miles de toneladas de CO₂, lo que anula cualquier posible contribución de la IA para la reducción de emisiones. Esta relación entre IA y sectores contaminantes plantea una preocupación: mientras la IA ayuda a ciertos sectores a ser más eficientes, también puede amplificar su capacidad de daño ambiental.

La IA en el sector de la moda rápida: optimización que intensifica el consumo

La IA también tiene un impacto ambiental indirecto al optimizar la producción en industrias contaminantes, como la moda rápida. Este sector, conocido por la producción masiva de ropa a bajo costo, es uno de los principales contribuyentes al cambio climático, responsable del 10% de las emisiones globales de carbono, según Earth.org. También es el segundo mayor consumidor de agua a nivel mundial y genera cantidades significativas de residuos textiles.

  • Las herramientas de IA permiten a las empresas de moda rápida prever tendencias con mayor precisión, reduciendo los tiempos de producción y aumentando la cantidad de productos en el mercado. Además, la IA permite realizar campañas de publicidad personalizada, que incentivan el consumo al dirigir los anuncios directamente a los consumidores más propensos a comprar.
  • Como resultado, aumenta la demanda de productos, lo cual impulsa aún más la producción y agrava el impacto ambiental de este sector. La capacidad de la IA para acelerar los ciclos de consumo y desecho destaca cómo el uso de esta tecnología, aunque eficiente, puede tener consecuencias significativas para el medio ambiente.

La necesidad de regular el uso de la IA

Ante la creciente preocupación por el impacto ambiental de la IA, algunos gobiernos comenzaron a tomar medidas para regular su uso. En el estado de Rhode Island, por ejemplo, se estableció recientemente un grupo de trabajo sobre IA, y en su sesión legislativa de 2024, se propusieron diversas iniciativas para abordar sus posibles riesgos.

  • Estas regulaciones emergentes reconocen la importancia de no solo limitar el impacto ambiental de los centros de datos, sino también controlar la forma en que la IA se utiliza en sectores como el de combustibles fósiles y moda rápida.
  • Regular el uso de la IA presenta desafíos importantes, ya que se sabe poco sobre el alcance total de sus efectos. Las preguntas sobre los límites éticos y la capacidad de la IA para tomar decisiones responsables son parte del debate.

Además, la falta de conocimiento profundo sobre cómo podría evolucionar la tecnología dificulta la implementación de regulaciones efectivas.

Según expertos, la investigación debe avanzar de manera urgente para comprender mejor la magnitud de los impactos de la IA y establecer directrices que aseguren que esta tecnología se use de forma responsable. /Agencias-PUNTOporPUNTO

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